Days
os días y los años. El regreso del realizador malayo-taiwanés Tsai Ming-liang al cine de ficción con Days, 2020, luego de concluir Perros errantes, en 2013, y anunciar entonces su retiro prematuro del cine, es una sorpresa estupenda para sus seguidores.
En ese intervalo de siete años el cineasta realizó varios mediometrajes, protagonizados por su actor favorito Lee Kang-sheng, cercanos al estilo de las instalaciones artísticas, cuyo destino idóneo debían ser justamente los museos. También filmó Afternoon (2015), un documental a dos voces –Tsai Ming-liang y Lee Kang-sheng–, una valiosa confidencia profesional que permite valorar mejor la originalidad de su apuesta artística. Entre los temas que el director aborda en su cinta más reciente, destacan la soledad, el dolor físico y la expresión, hoy más abierta, de una pulsión homoerótica.
Durante dos horas de un cine empecinadamente contemplativo, Days registra, de modo paralelo, con diálogos escasos, sin comentarios, y prescindiendo deliberadamente de subtítulos, las acciones cotidianas de dos individuos en una gran ciudad que, en unas escenas, es Taipei, impersonal y fría, y en otras, Bangkok, una capital de los placeres furtivos.
Al hombre ya maduro que interpreta aquí Lee Kang-sheng se le ve cansado, taciturno, con signos de un envejecimiento prematuro a sus 52 años. En planos fijos que suelen durar más de cinco minutos, este personaje contempla desde su ventana caer la lluvia, realiza con aplicación morosa sus faenas domésticas y viaja de Taipei a Bangkok en busca de un alivio médico para esa dolencia ya crónica: un intenso dolor de cuello, que desde hace años el actor vive en carne propia y también en la de sus personajes.
Al mismo tiempo, en la capital tailandesa, un refugiado de Laos (Anong Houngheuangsy), hombre joven de múltiples oficios que incluyen el masaje profesional que culmina en bálsamo sexual, cumple a su vez ante la cámara con sus modestas rutinas culinarias.
Los dos registros paralelos semejan un documental o una serie de cuadros costumbristas que, con otras cintas del taiwanés, comparten la función de ser rituales preparatorios para momentos efímeros de intensidad erótica, ya sea en una sala de cine ( Good-Bye, Dragon Inn , 2005), ya en un sauna homosexual ( El río , 1997) o en un cuarto de hotel, como sucede en Days .
El encuentro de los dos protagonistas en la larga ceremonia de un masaje erótico sella un acto de comunión entre la madurez ya sosegada, un tanto enferma, de Lee Kang-sheng, en tanto alter ego actual de su mentor cineasta, y el abandono juvenil, con su insólita carga de ternura, que le dispensa el masajista Anong, un personaje que remite al comediante novato que fue el propio Lee en Rebeldes de un dios neón (1992).
Los días apacibles que registra la cinta más reciente de Tsai Ming-liang resumen, con un lirismo contenido, los largos años de fructífera convivencia entre el director veterano y su antigua inspiración juvenil. En Days , como en Afternoon antes, asistimos a un emotivo relevo generacional y también a un raro momento de madurez compartida.
La película Se exhibe en la sala 3 de la Cineteca Nacional, a las 14:30 y 19:45 horas.
Twitter @CarlosBonfil1