Es probable que en el imaginario nacional el nombre de este estado norteño y costero pocas veces evoque su naturaleza pesquera acuícola. Sin embargo, Tamaulipas juega un papel importante en la producción del sector en el Golfo de México. En 2018, de las casi 340,805 toneladas de peso vivo producidas en este mar, el 16.2% (55,212 toneladas) fueron aportadas por esta entidad, lo que le valió para ocupar el cuarto lugar en producción nacional de esta vertiente por volumen y valor, siendo este de 32.9 pesos por kilogramo ( https://is.gd/xBH8oc).
La pesca en Tamaulipas se realiza en presas, ríos, lagunas costeras y aguas marinas, así como en el Área de Protección de Flora y Fauna de la Laguna Madre y Delta del Río Bravo, donde coexiste con la conservación de la biodiversidad.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la acuacultura en Tamaulipas se remonta al período entre 1977 y 1982. Los registros de ese tiempo reportaban la existencia de cuatro cooperativas de ostión con prácticas de cultivo, un centro piscícola en la presa Vicente Guerrero, un número indeterminado de estanques dedicados al cultivo de bagre de canal y la conservación de tortugas marinas apoyada por prácticas de cultivo ( https://is.gd/HIUzcw ).
A principios de este siglo XXI, el bagre de canal, de nombre científico Ictalurus punctatus, se convirtió en un emblema de la acuacultura de Tamaulipas, al ocupar en 2003 el primer lugar en producción nacional. Sin embargo, este liderazgo se perdió cuando la producción pasó de 1,289 toneladas en 2012 a 868 toneladas en 2013.
Otra especie de gran relevancia es el camarón del pacífico Litopenaeus vannamei. De los estados productores del Golfo de México, Tamaulipas se erigió en 2018 como primer lugar en producción pesquera y acuícola en peso vivo, con 1,884 toneladas producidas por acuacultura.
Aunque ha tenido avances, la acuacultura tamaulipeca aún tiene un largo camino por andar. Las actividades pesqueras y acuícolas son fenómenos sociales construidos a partir de un potencial natural y socioeconómico. Las políticas públicas y también las privadas vinculadas con el sector deben tener en cuenta que alrededor del mundo el poder productivo natural del cual dependen ambas actividades ha mermado, como revelan algunos datos de la NASA (https://is.gd/oDo3q7).
Hay que saber que en Tamaulipas también han menguado las capacidades técnicas, las condiciones sociales y económicas que se requieren para mantener y potenciar al sector pesquero y a la acuacultura en particular, como lo refleja la reducción en el número de granjas aún sin estimación oficial.
Con el cierre de cultivos se pierde experiencia, se abandona la infraestructura, se pierde capital nacional y privado, desaparecen fuentes formales de empleo que desembocan en una cascada de problemas socioambientales como la migración, la disminución de la recaudación, el alejamiento de capitales nacionales y extranjeros, pero sobre todo se incrementa la vulnerabilidad de las familias tamaulipecas del sector en lo físico, lo social y lo económico, lo que empuja a algunos a realizar actividades informales e incluso delictivas.
En Tamaulipas, el desarrollo y la adaptación de las políticas dirigidas al sector rural emprendidas en 2017 por la administración estatal, incluyeron al desarrollo acuícola en lo general y particularmente a la ostricultura ( https://bit.ly/3r3tUEk ).
El Gobierno del Estado considera el impulso de la ostricultura dentro de la cual el ostión americano Crassostrea virginica, especie nativa del Golfo de México, juega un papel central, como un mecanismo para el desarrollo sustentable( https://bit.ly/3ajWA5x ). La estrategia de fomento a la ostricultura apuesta por la vocación natural del territorio, que cuenta con 554 km de litoral y una vasta superficie de cuerpos costeros que incluyen 200,000 ha del sistema Laguna Madre. También está soportada por fortalezas sociales, como el conocimiento y destrezas técnicas que albergan instituciones educativas, cuerpos técnicos de instituciones de gobierno, especialistas independientes y la experiencia de los productores tamaulipecos.
Para fortalecer a la acuacultura de Tamaulipas, se requiere generar y fortalecer las condiciones que permitan transitar del sector pesquero al acuícola a quienes lo deseen. Esto implica, pero no se limita a programas de capacitación y formación de recursos humanos, acciones de prevención y cuidado de las condiciones ambientales de las cuales depende la calidad de los cuerpos de agua, porque este vital líquido es su recurso fundamental, y finalmente debe impulsarse el desarrollo científico y tecnológico para fortalecer al sector. •