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Se fue Ferlinghetti, el último beat

El poeta fundador de la editorial y librería City Lights falleció a los 101 años

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▲ Poeta, editor, librero y mecenas, Lawrence Ferlinghetti murió el lunes en su casa de San Francisco .Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Miércoles 24 de febrero de 2021, p. 3

El poeta estadunidense Lawrence Ferlinghetti, último sobreviviente y uno de los pilares de la Generación Beat, murió el lunes a los 101 años en su casa de San Francisco debido a una enfermedad pulmonar intersticial, informó ayer su hija, Julie Sasser, al diario The New York Times.

Al conocerse la noticia, sus miles de lectores recordaron sus versos, por ejemplo, fragmentos de su Manifiesto populista: Poetas, salgan de sus clósets / abran sus ventanas, abran sus puertas, / han estado encerrados mucho tiempo / en sus inaccesibles mundos.

La editorial que fundó en 1953, la City Lights Booksellers & Publishers, también una de las librerías independientes más emblemáticas de Estados Unidos, compartió este martes el siguiente mensaje: “nuestro poeta y héroe, Lawrence Ferlinghetti, falleció el lunes 22 de febrero por la noche. Te amamos, Lawrence. ‘El poema más grande es la vida lírica misma’”.

Ese modesto local fue su refugio, “un lugar de encuentro literario, ubicado en la frontera del vecindario a veces ostentoso, a veces sórdido, de North Beach, City Lights, en Columbus Avenue, que pronto se convirtió en una parte tan importante de la escena de San Francisco como el puente Golden Gate o el Fisherman’s Wharf. La junta de supervisores de la ciudad lo designó como un hito histórico en 2001”, se recordó en el obituario publicado en el diario neoyorquino.

Su hijo, Lorenzo Ferlinghetti, compartió con la agencia Associated Press que su padre murió en su propia habitación, acompañado por su familia mientras daba su último suspiro. Apenas la semana pasada había recibido su primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 y estaba a un mes de cumplir 102 años.

Pocos poetas en los pasados 60 años han sido tan reconocidos o influyentes como Ferlinghetti, añade Ap y menciona que el autor vendió más de un millón de sus libros alrededor del mundo, una fantasía para prácticamente cualquiera de sus colegas.

La librería City Lights fue el punto neurálgico donde se gestó el movimiento beat en la década de 1950, pues desde esa editorial Ferlinghetti difundió la obra de Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William S. Burroughs, entre muchos otros. Ahí nació el épico poema de Ginsberg, How (Aullido), que en 1957 hizo que arrestaran al editor, acusado de publicar, deliberada y lascivamente, escritos indecentes.

Si bien nunca se consideró uno de los beats, “fue su mecenas y alma gemela y, para muchos, un símbolo perdurable: predicaba un sueño americano más noble y extático”, agrega la agencia Ap.

Ferlinghetti, también dramaturgo, ensayista y pintor, nació el 24 de marzo de 1919 en Nueva York. Su padre, inmigrante italiano, falleció poco antes de que él naciera, y cuando tenía dos años, su madre, francesa, tuvo un colapso mental que le impidió hacerse cargo del niño, por lo que Lawrence se fue a vivir con su tío materno Ludvico y su esposa Emily, con quienes vivió varios años en Francia.

Al divorciarse la pareja, el tío regresó a Estados Unidos, donde internó a su sobrino en un orfanato de Manhattan, al no tener empleo.

Entre 1937 y 1941, Ferlinghetti estudió periodismo en la Universidad de Carolina del Norte y, posteriormente, hizo un doctorado en La Sorbona, en París, Francia. Durante la Segunda Guerra Mundial fue oficial al mando de un agrupamiento en la invasión de Normandía.

El editor se descubrió poeta a inicios de los años 50, “con Coney Island en la mente y metido en una pandilla de locos, pachecos y bebedores ebrios de versos, música dejazz y poetas malditos. Eran los años de be bop, ya con Miles Davis sacándole una cabeza a Charlie Parker”, escribió el periodista Hermann Bellinghausen el año pasado en estas páginas, con motivo del centenario del natalicio de Ferlinghetti, quien cumplió su siglo de vida presentando su novela A Little Boy, donde recupera su lejanísima y atribulada infancia, completamente lúcido, la mayor parte del tiempo en la cama.

El ensayista José Vicente Anaya (1947-2020), en el prólogo que hizo en 2018 para la antología Endless Life. Vida infinita de Lawrence Ferlinghetti (una selección de 85 poemas, elegidos por el propio Lawrence, de ocho de sus libros de poesía, traducidos por Eduardo Hidalgo para un proyecto editorial del programa de la maestría en Producción Editorial de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos), señala que para Ferlinghetti, México fue un país especialmente atractivo, por el cual viajó “al igual que otros beat (Ginsberg, Kerouac, Lamantia, Diane di Prima, Marge Piercy, Ruth Weiss).

“En su libro La noche mexicana, a la manera de diario de viaje, comenta sus estancias en Baja California (Tijuana, Ensenada, Mexicali) y el sur (Ciudad de México, Oaxaca, San Miguel de Allende, Uxmal) entre las décadas de 1950 y 1960.”

En ese prólogo de Anaya, que compartió el blog Barbas Poéticas, el ensayista añade que años después Ferlinghetti realizó dos lecturas en el Palacio de Bellas Artes: “a la primera (tendría yo 24 años) asistí como público; en la segunda (febrero 26 de 2004), fui uno de sus presentadores, con el antecedente de compartir el almuerzo y una amena y larga conversación. Aunque más breve, intercambiamos palabras en 1977 después de una lectura de Allen Ginsberg en un auditorio de la Universidad de San Francisco donde, al presentarme como un poeta mexicano, él, muy contento, comentó: ‘La última vez que estuve en México viajé con el joven poeta Óscar Oliva a Cuernavaca, donde comí unos hongos alucinógenos y cabalgué en un brioso caballo por el campo’. De La noche mexicana recojo estas palabras: ‘Perdóname si desaparezco en México, portando una máscara y extraños tirantes’.”