Llegar a la final de una temporada que estuvo en vilo es el clímax de un relato fantástico. El gerente general de Naranjeros de Hermosillo, Juan Aguirre, lo considera apenas a unas horas de que su equipo avanzó a la final de la Liga Mexicana del Pacífico, tras vencer a Sultanes de Monterrey en una serie dramática que se definió en el sexto partido.

El viernes 22 de enero empieza el camino por el campeonato de la única liga de beisbol que se disputó en la era de la pandemia en México y será ante Tomateros de Culiacán. Un clásico para los amantes de la pelota con valor de una tradición en el circuito de ciudades que integran esta organización deportiva.

Jugar por el título siempre es la aspiración de todo equipo. Pero esta vez está revestido de otro valor, la temporada tuvo momentos de indecisión ante el avance de la pandemia, que obligó a paralizar casi todas las actividades humanas.

La Liga Mexicana de Beisbol, cuyo torneo se disputa de primavera a verano, decidió que no podía emprender la temporada sin la presencia de afición en los estadios. La del Pacífico analizó el escenario y se arriesgó a salvar el torneo invernal.

Es un campeonato especial porque fue una campaña muy difícil, confiesa Aguirre; es la temporada de la pandemia, algo que nos exigió demasiados sacrificios a todos. Fue muy duro tomar la decisión de jugar; por eso tiene un valor único llegar a esta final y buscar nuestro título 17.

Aguirre asegura que la imposibilidad de abrir los estadios a la afición fue el mayor obstáculo. Cada campaña –explica– se planea en función de sus seguidores fieles como pocos en el deporte mexicano, un público devoto que garantiza llenos en las diversas ciudades del país. Un acontecimiento que trasciende el mero acto deportivo y alcanza niveles de actividad vital en la vida social.

Fue muy triste jugar sin afición, sobre todo para los peloteros en el diamante, comenta el gerente de Naranjeros; pero con profesionalismo salieron adelante y dieron grandes partidos como ante Sultanes.

Cuando se analizaron los inconvenientes y costos de sacar adelante la temporada, todo fue desplazado por la necesidad de mantener los empleos, no sólo de los peloteros, sino de mucha gente involucrada en el desarrollo del torneo.

Los jugadores llevaban un año sin trabajo, no podíamos dejarlos así, comenta Aguirre; pero también toda la gente que está involucrada en la Liga y, si lo vemos de este modo, son demasiadas familias que necesitaban ingresos en un momento tan crítico de pandemia.

Hermosillo es una de las ciudades que se encuentran en estado de alerta por el riesgo máximo de contagio. Es evidente –plante Aguirre– que no hay condiciones para recibir público en la serie final. Algo que no sucede en Culiacán, cuyo equipo fue el primero en permitir el ingreso de público en la temporada.

Asumimos esa medida, porque respetamos las indicaciones de las autoridades de salud y estatales, añade Aguirre; en Hermosillo no habrá público porque las condiciones de la pandemia no lo permiten. En Culiacán será diferente, allá las autoridades avalan el acceso controlado, pero hemos aprendido a jugar en estas condiciones y será una final soñada, de eso no hay duda.