fascinadocon la innovación musical y la conciencia social en la obra de Orellana
La Americas Society de NY tiene prevista una muestra que incluye una colaboración entre el artista mexicano y el guatemalteco
Lunes 18 de enero de 2021, p. 7
El diseño excepcional de los útiles sonoros
del compositor Joaquín Orellana (Guatemala, 1930) hace que funcionen no sólo como instrumentos, sino como objetos artísticos. En ellos, Orellana une la innovación musical con la conciencia social, y las técnicas ancestrales con la sensibilidad vanguardista.
La organización Americas Society, con sede en Nueva York, abrirá el 20 de enero –si lo permite la contingencia sanitaria– la primera exposición de los innovadores instrumentos de Orellana en Estados Unidos. The Spine of Music (La columna vertebral de la música), curada por Diana Flatto y Sebastián Zubieta, comprende colaboraciones con otros artistas. Es el caso del mexicano Carlos Amorales, quien produjo La fantasía de Orellana (2013), video en blanco y negro con música del guatemalteco. Amorales inició el proyecto con el músico argentino Julian Lede.
El mexicano conoció a Orellana durante un viaje al país centroamericano y quedó fascinado con su obra, sus instrumentos escultóricos, su lenguaje, la música y sus ideas
. Además, me conmovió su historia y cómo pudo hacer todo eso en un contexto social tan difícil como el de su país. Le propuse una colaboración en la que yo haría una animación y él la música
, expresa Amorales en entrevista con La Jornada.
Una vez que Orellana compuso la pieza musical fui a su estudio con una pantalla traslúcida y luces, para armar un teatro de sombras, que coloqué de tal manera que se proyectara su figura, y lo filmé dirigiendo a la orquesta. Luego, filmé las sombras de sus instrumentos y edité la película al combinar las imágenes con la música. Cuando presentamos la pieza en Guatemala, en la galería de Proyectos Ultravioleta, dimos una charla en la que hablamos de su carrera musical y de nuestra colaboración.
Paisajes sonoros
Orellana estudió violín y composición en el Conservatorio Nacional de Música en Guatemala. Luego fue becario del Centro Latinoamericano de Estudios Musicales en el Instituto Torcuato Di Tella, en Buenos Aires, donde se interesó por la música electrónica, en ese momento aún incipiente.
Al regresar a Guatemala, en 1968, encontró que no era posible obtener tecnología de punta; entonces, decidió inventar alternativas para recrear el mundo sonoro que imaginaba después de sus experiencias en Argentina. Los instrumentos que creó constituyeron una solución análoga para lograr un sonido electrónico musical; al mismo tiempo estableció una identidad para Guatemala dentro de América Latina.
En 1972 diseñó y construyó la sonorimba, el primero de sus útiles sonoros. Como muchos de los que siguieron, la sonorimba se basó en la marimba, instrumento nacional.
Las composiciones de Orellana tienen una relación profunda con la difícil historia de su país, así que transmiten un paisaje sonoro acorde con la opresión de los pueblos indígenas y los dolores de una guerra civil de décadas. Bajo la influencia del compositor, el oscuro ambiente social y político se volvió un principio rector para una nueva generación de compositores latinoamericanos.
Surgió un nuevo género de sonido social
, en que los compositores voltearon hacia la comunidad y la historia de las personas para su inspiración musical. Aparte de la obra de Carlos Amores, La columna vertebral de la música también incluye piezas de María Adela Díaz, Akira Ikezoe y Alberto Rodríguez Collia.
La Americas Society le comisionó una nueva obra a Orellana: Efluvios y puntos, que se estrenará próximamente en su sede. Los instrumentos serán activados en la galería a lo largo de la permanencia de la exhibición.