Héctor Bomberito Zarzuela, in memoriam
l mundo de la salsa está de luto por la muerte en Nueva York de la leyenda de la trompeta Héctor Bomberito Zarzuela. El destacado músico dominicano, quien fuera uno de los artifices del movimiento salsero en la Gran Manzana, falleció el pasado jueves 7 de enero a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio que, según informaron sus familiares, lo mantuvo inicialmente en un coma que a sus 84 años fue difícil superar.
Bomberito Zarzuela es una de las personalidades más importantes de la salsa en Nueva York. Fue fundador y pilar de la poderosa agrupación Fania All Star así como del sello Fania para el que trabajó como arreglista y músico de estudio. Su trompeta y arreglos musicales están presentes en la mayoría de grabaciones de la firma y, como dato preciso, fue uno de los tres trompetistas de la histórica presentación de la Fania en el club Cheetah de Nueva York, aquel jueves 26 de agosto de 1971 al lado de Larry Spencer y Roberto Rodríguez.
Como miembro de la Fania participó en casi todos los conciertos que ofreciera la agrupación tanto en Estados Unidos, América Latina, como África, Japón y Australia, dejando legiones de admiradores por su paso y un gran ejemplo a seguir por sus cualidades como trompetista y ser humano.
Del Cibao a New York
Bomberito Zarzuela nació el 3 de junio de 1937 en La Vega, provincia del Cibao, República Dominicana, donde cursó estudios académicos de solfeo y trompeta, instrumento que dominó a la perfección a los 12 años de edad, lo cual le permitiò participar en agrupaciones locales de baile hasta ser parte de la Sinfónica Musical de La Vega. Buscando ampliar horizontes emigró a Santo Domingo, donde tocó con orquestas de diferentes ritmos musicales: merengues, sones, guarachas y salsas. Luego, a principios de la década de los 60, decidió probar fortuna en Estados Unidos y partió a la ciudad de New York donde de inmediato se relacionó con el mundo de la salsa empezando a trabajar con orquestas del medio local. Ahí tuvo un gran cómplice, el director de orquestas quisqueyano Johnny Pacheco, quien tras observar su talento lo reclutó para el sello Fania y en su conjunto El Tumbao Añejo en el que crearon icónicas piezas al lado del cantante Pete Conde Rodríguez.
En su tiempo con Fania, Bomberito coincidió con el trompetista puertorriqueño Luis Perico Ortiz, haciendo una extraordinaria dupla de calidad y afinación tanto en el escenario como en el estudio. Con Perico desarrolló y explotó sus dotes de arreglista lo que le posibilitó trabajar en diversos proyectos musicales.
Además de la Fania All Star, donde fungía como primer trompeta, Bomberito Zarzuela dirigió las orquestas de Ismael Rivera, Cheo Feliciano, Héctor Lavoe y Ray Barreto. Pero también acompañó a otros artistas y agrupaciones como la de Bernard Lavillers y Loui Colón. La lista de artistas con las que participó es inmensa. Su huella musical se puede seguir en grabaciones de Willie Colón, Ray Barreto, Larry Harlow, Cheo Feliciano, Celia Cruz, Pete Conde Rodríguez, Johnny Pacheco, Héctor Lavoe, Ismael Miranda… y otras figuras fuera de la firma Fania como Africando, Grupo Niche y Víctor Manuel.
El talento y sonido particular de Zarzuela se aprecian en temas como Descarga Fania con la Fania All Star, Esa prieta con el conjunto de Johnny Pacheco, Vuelve Cipriano, con Ismael Miranda, en el que realizó un magistral solo de trompeta. Lo mismo en Rompe Saragüey, tema interpretado por Héctor Lavoe y Suena el bongó, de Ismael Rivera.
Sin embargo, uno de los solos más sentidos lo protagonizó en Te busco, de Celia Cruz, en esa pieza plasmó todo el sentimiento que le causaba hacer música. Al respecto, Manuel Henríquez, investigador musical y coleccionista conocido como El Musicólogo del Caribe, dijo que su trompeta era sensible, diáfana y muy ligada a la parte jazzística
.
Bomberito Zarzuela, cuyo apodo le viene del tiempo en que tocó con la Orquesta de Bomberos de La Vega, ganó mucho respeto por sus extraordinarias condiciones como trompetista y arreglista, pero también como docente. Son recordadas las cátedras impartidas en la Julliard School de Nueva York y los talleres que sobre afinación y vibrato brindaba al margen de sus conciertos.
Con su partida se va una de las figuras icónicas de la salsa, alguien importantísimo en su desarrollo que deja un legado amplísimo para su estudio y gozo.