La región de Cholula se ubica en el centro oriente del estado de Puebla, conformada por más de 60 pueblos que se organizan administrativamente en siete de los doscientos diecisiete municipios del estado. Los pueblos cholultecas se han caracterizado por el arraigo y la conservación de las formas tradicionales en que se desarrolla la vida y con ello el tejido comunitario. En este contexto se ubica Cholollan Radio, una radio comunitaria e indígena, ubicada en la comunidad de San Bernardino Tlaxcalancingo, perteneciente al municipio de San Andrés Cholula.
Cholollan Radio sale a la luz como una emisora que se mira desde lo regional, que implica la cultura cholulteca y con ello dar cobertura no solo a la vida cotidiana del pueblo que la vio nacer, sino, buscar abrazarse con los otros pueblos de la región. La radio comunitaria como medio de comunicación se caracteriza por generar espacios donde las problemáticas en las que se encuentran envueltas las comunidades pasen por la puerta y se manifiesten en los micrófonos. Siendo un proceso donde la sostenibilidad de la emisora también es una responsabilidad que se considera parte del trabajo para la comunidad.
Para 2020, la pandemia, como a todo el mundo, nos abrió una serie de problemáticas a las que tuvimos que enfrentarnos como personas, como equipo y como sociedades. La incertidumbre que trajo la pandemia implicó no saber a qué nos enfrentamos y lo primero fue tomar medidas de cuidado hacia al interior del colectivo, en donde quiénes podían ser vulnerables al contagio tuvieron que resguardarse de inmediato, implicando que algunos de los programas dejarán de tener la continuidad con la que se venían desarrollando.
A la par de esta situación nos encontramos con la urgencia de estar comunicando constantemente con la gente todo lo relacionado con las medidas sanitarias y de resguardo; lo cual representó un gran reto en varios aspectos. Uno de estos primeros retos que resultó crucial fue el tema de la confianza; en los primeros meses de la pandemia fue de vital importancia comunicar toda la información generada desde las instituciones de salud, ya que el lenguaje que utilizaban era casi siempre en términos científicos, lo que muchas veces complicaba aún más la certeza con la que debían comportarse las personas frente a un virus que al parecer no hacía distinción en las personas.
En este sentido, la radio asume la responsabilidad de traducir a lenguaje coloquial la información que desde los espacios oficiales se daba y de quienes se reconocían como los “expertos” del tema, provocando un proceso de aprendizaje - enseñanza con y desde las comunidades, pues desde los espacios comunitarios, se detonó la compartición de saberes comunitarios sobre la salud y los cuidados.
Ante la preocupación global por sobrevivir a esta situación, protegiendo la salud y la economía, se detonó la visibilidad y surgimiento de otros problemas, que fuimos mirando conforme la urgencia lo iba requiriendo, tanto a nivel de emisora como de los pueblos. Uno de los ejes principales que se vieron desde los pueblos, fue la alimentación como pilar de la salud. Por ello desde la radio se prioriza la difusión de recetas tradicionales, elaboradas con ingredientes que ayudarán a contrarrestar los efectos de la comida chatarra, cada vez más presente en los pueblos, además de ir trabajando en un cambio de hábitos alimenticios a largo plazo.
Así mismo, desde los pueblos estaba la necesidad de construir estrategias y puentes de comunicación para compensar la suspensión de las asambleas comunitarias, pues en estos meses era crucial mantener los canales de información debido a la realización de la Consulta Indígena para la construcción de los Programas Municipales de Ordenamiento Ecológico, de Desarrollo Urbano Sustentable y de Movilidad. También la radio miró la posibilidad de generar espacios para la cultura y tradición, tal como fue la fiesta del Xochipitzahuac y las festividades del Día de muertos, en donde la apropiación tecnológica sirvió como base para que la radio se transformara en el espacio virtual de la celebración y compartición de saberes y sentires comunitarios.
En esto último, la radio ha visto la necesidad de impulsar espacios para visibilizar la salud emocional de las personas y la atención a la agudización de la violencia contra la mujer. Estos aspectos reconocidos previamente a la pandemia impulsaron un espacio dentro de la radio para mujeres, en donde se habla de diversos temas; con la pandemia, estos aspectos que generalmente no son visibles y no se consideran importantes, se retoman con mayor interés por parte de la audiencia, ya que el encierro ahondó muchas de las dinámicas, sobre todo las de violencia, al interior de las familias.
La incertidumbre que trajo consigo la pandemia, vino a romper por un momento con las dinámicas comunitarias, mismas que con el paso se han podido ir re-construyendo ahora bajo un contexto distinto; para la radio implicó frenar el proceso de impulsar la emisora a nivel regional, ahora que se cuenta con el título de la concesión. Sin embargo, el aprendizaje que se ha dado desde la urgencia y el cuidado ha implicado la compartición comunitaria a través no solo de las ondas del espectro radioeléctrico sino del espacio virtual.•