Número 159 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
AGROFORESTERIA PECUARIA
Finca La Quina, Costa Rica. Mauricio Chacón Navarro

Un camino posible para la ganadería familiar en la nueva normalidad

Mauricio Chacón Navarro Ministerio de Agricultura y Ganadería de Costa RicaEduardo Arce Díaz Agenda Global para Ganadería Sostenible, FAO

Desde 2010 América Latina y el Caribe han crecido aceleradamente en la producción de carnes y lácteos. Países como Brasil, quien domina la industria ganadera de la región, se acompaña de otros que como Argentina, México, Uruguay, Paraguay, Colombia y Chile continúan avanzando como potencias regionales. En su conjunto América Latina y el Caribe aportan más del 25% de la producción mundial de carne vacuna y 20% de las aves. Los inventarios ganaderos han mostrado crecimiento, concentrándose cerca del 80% en los cinco principales países productores.

En el ámbito mundial se hace más énfasis en el desarrollo de sistemas de producción sostenibles, a la vez que su intensificación va en aumento. Los esfuerzos dirigidos a erradicar y controlar las enfermedades animales han tenido éxito, lo que ha permitido la expansión de la producción y el acceso a los mercados mundiales. Países como Brasil y Chile han multiplicado su cuota exportadora de carne vacuna y de cerdo; los precios de los granos han estimulado la intensificación de las ganaderías de carne y leche, al tiempo que la disponibilidad de tierras de alguna forma ha frenado el impulso de la innovación hacia sistemas de producción más sostenibles. Sin embargo, aquí yace el máximo reto del sector, pues el incremento de la producción no debe ser a costa de la pérdida del capital natural.

Ganadería Familiar, una forma de vida

Pese a la diversidad de condiciones sociales y escala de tenencia de tierra entre los países latinoamericanos, hay aspectos en común que caracterizan este modelo de producción. Especialmente en los países dominantes del mercado, el avance del “agronegocio” se convierte en una amenaza para la sostenibilidad de los productores familiares, pues las economías de escala, la presión sobre los factores de producción limita sus posibilidades de competencia en los mercados. En general, esta modalidad de producción se sustenta en prácticas tradicionales, y usualmente no tiene acceso al asesoramiento técnico, a pesar de que representa una fuente importante de alimentos e ingresos directos a la familia, pues se sustenta en el trabajo aportado por sus miembros. Como aspecto adicional, la finca ganadera familiar provee diversidad de alimentos, fibras y provee servicios ecosistémicos a la familia y la comunidad rural.

Agroforestería, la búsqueda del equilibrio

Conviene en primera instancia establecer un concepto de agroforestería, pues a partir de éste, es más sencillo encontrar el vínculo con la ganadería familiar y las oportunidades que éste enfoque ofrece a esta modalidad de producción. El término describe a los sistemas y técnicas de uso de tierras en los que se utilizan intencionadamente árboles, arbustos, palmeras, bambúes, y otros en una misma unidad de terreno que ocupan cultivos y/o animales de interés zootécnico. Los mismos pueden guardar un ordenamiento espacial definido previamente o bien ser resultado de la regeneración natural. En ese espacio se dan interacciones ecológicas y económicas que son congruentes con el estado original del ecosistema y a su vez acordes con el propósito del ser humano de satisfacer necesidades de generación de capital.

En Latinoamérica las experiencias en sistemas agroforestales son abundantes. Países como Costa Rica, Colombia y México han promovido investigación e implementación de proyectos que comprueban que la agroforestería es benéfica en términos de conservación del suelo, provisión de servicios ecosistémicos y comportamiento animal eficiente. Costa Rica es evidencia de que este modelo funciona, pues a pesar de su pequeña escala, los indicadores de desempeño productivo en ganado bovino de leche y carne le permiten acceder a mercados internacionales y la cobertura forestal en fincas ganaderas llega a cerca del 40%, contribuyendo significativamente al 52% de cobertura forestal del país.

Ganadería Familiar y la Nueva Normalidad

La emergencia sanitaria causada por el COVID-19 ha puesto a prueba modelos, sistemas, enfoques y en general todo fundamento de la actividad humana relativa a su convivencia y relación con la naturaleza. Cita la literatura que las pandemias tienen efectos graves en la economía por varias vías, que incluyen paradas en la producción, cambios en el comportamiento en la demanda de alimentos, cambios en los hábitos de consumo, contracción en los márgenes operativos de los productores, efectos impredecibles en los flujos comerciales nacionales e internacionales debido a restricciones logísticas, entre otros.

Existen pocos estudios que prevean el impacto que pueda tener la emergencia sanitaria sobre la ganadería en particular, y menos aún sobre los sistemas familiares en particular, sin embargo, la evidencia apunta a que estos sistemas productivos son resilientes por cuanto en su esencia son diversificados, más flexibles en su estructura de costos, y generan beneficios a la familia más allá de lo económico. La conexión con mercados locales y la participación en cadenas de valor integradas pueden ofrecer condiciones favorables para mitigar las pérdidas asociadas al cambio en los hábitos y volúmenes de consumo. Por su parte la ganadería familiar operando en esquemas agroforestales, será menos dependiente de insumos externos, con una oferta de productos mayor y a la vez su sistema ecológico más estable le permitirá seguir generando beneficios de todo tipo, aún en condiciones de austeridad económica.

Retos

La ganadería es fundamental en la economía rural, y en particular en la economía doméstica de las unidades de producción familiar. La ganadería en Latinoamérica ha demostrado resiliencia a estas alturas de la pandemia a pesar de las circunstancias y ha comprobado su rol determinante en la economía, manteniendo empleo y actividad cuando otros sectores han llegado al colapso. Sin embargo, existe un significativo riesgo de perder logros en materia de inclusión social ante la pérdida de conexión con mercados; un peligro inminente de regresión en materia ambiental ante la necesidad de generar ingreso económico a partir de los recursos naturales de la finca; y riesgo en la pérdida de estatus sanitario ante la falta de liquidez para invertir en los programas sanitarios. Para salir adelante, es fundamental la acción coordinada de múltiples partes interesadas que fomenta la Agenda Global para Ganadería Sostenible a nivel mundial, regional y nacional, apoyando la articulación del trabajo de gobiernos, academia, sociedad civil, organizaciones internacionales y del sector privado, para mitigar los impactos y lograr los ajustes que esta nueva normalidad plantea. •

Finca La Quina, Costa Rica. Mauricio Chacón Navarro