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Lulú Juárez arrebata el título supermosca a Lupita Martínez
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de diciembre de 2020, p. a27

Lourdes Juárez fue un remolino compacto y contundente. Con solvencia se convirtió en la nueva campeona supermosca del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) al vencer por decisión unánime a Lupita Martínez, la ahora ex monarca que nunca se encontró a sí misma en la velada que tuvo lugar en un foro de televisión en la Ciudad de México. La reina derrotada aceptó el veredicto y aplaudió a la nueva poseedora del cinturón del CMB.

Lupita Martínez era la campeona y tenía hambre de volver a los encordados después de no pelear por más de un año y de permanecer meses confinada por la pandemia.

Lulú, la hermana menor de Mariana La Barbie Juárez, esperó con paciencia la oportunidad para disputar un campeonato del mundo. Durante mucho tiempo acechó el cinturón mosca que defiende Ibeth Zamora. La pelea no llegó a concretarse y la retadora habló incluso del miedo a la derrota de la monarca para darle la vuelta. Decidió subir de división y arriesgarse por el título supermosca.

Lupita Martínez lo defendió con la rabia de quien protege el patrimonio de sus hijos. Así le arrebató el cinturón a Zulina Loba Muñoz, superó a Irma García, a Yuliahn Luna y a Kika Chávez. Lulú, más pequeña pero incontenible, salió agresiva, fue una fuerza natural. Lupita estaba sorprendida por el pequeño vendaval de esa retadora inquieta y ambiciosa. Una seria advertencia para la campeona.

Lourdes se movía con una habilidad que revelaba un trabajo meticuloso en el gimnasio. Un amago a un lado y esquivar, un vaivén clásico y bien ejecutado. Hasta el tercer episodio Lupita trató de recuperar el control del combate, con avances firmes, pero difícil ante una adversaria bien pulida en el juego sobre la punta de los pies.

La campeona no podía ceder y empezó a buscar el intercambio con la confianza de una pegada más potente. En el lance, hubo momentos de fragor donde ambas se conectaron con ánimo de lastimar a su oponente. Sin especular sobre la lona, Lupita parecía desesperada por enderezar a cualquier costo su pelea.

La Barbie Juárez se bajaba el cubrebocas con nerviosismo para gritar instrucciones a su hermana menor, quien para ese momento había disminuido ese arranque explosivo, aunque aún parecía tener buenas reservas de condición física.

En el séptimo episodio, Lupita cayó a la lona por un pisotón; un poco descompuesta a diferencia de lo que acostumbra exhibir. Lulú tenía visos que inquietaban a la campeona y se veía más sólida, más dueña de la escena. En la esquina de la campeona se respiraba preocupación, el miedo de que el cinturón podía irse al otro extremo del cuadrilátero.

Lupita salió al último episodio con la voluntad de lograr una épica, pero sin el control y el poder urgente. Lulú actuaba como una experta con todo bajo control, aunque también tenía algunos estragos en el rostro producto de la desesperada pelea de Lupita Martínez. Terminó el combate y la campeona lloraba en su esquina mientras la liberaban del vendaje y los guantes. Miraba hacia lo alto, miraba algo que sabía se le iba de las manos.