No causa efectos adversos y materiales se implementan con células del propio paciente
Martes 24 de noviembre de 2020, p. 20
El desarrollo y fabricación de dos materiales para su potencial uso en el tratamiento integral de quemaduras de espesor profundo, que no causan efectos adversos y se implementan con células del propio paciente, es el resultado de investigaciones realizadas por Gina Prado Prone, egresada del Posgrado en Ciencia e Ingeniería de Materiales.
Su investigación doctoral Desarrollo y caracterización de materiales compuestos basados en polímeros biocompatibles y nanopartículas de óxido de zinc (ZnO), fabricados mediante la técnica de electrohilado, para potenciales aplicaciones en el tratamiento de quemaduras
, le mereció obtener el Certamen Anual a la Mejor Tesis Doctoral en el Área de Ciencia e Ingeniería de Materiales convocado por el Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM.
La investigadora señaló que una de las lesiones de piel prevalentes en el mundo son las quemaduras, las cuales pueden ser ocasionadas por calor, fricción, radiación o exposición a reactivos químicos.
Se clasifican en tres categorías: de primer grado, involucra un daño en la capa más externa que es la epidermis; segundo grado, puede ser superficial o profunda y de acuerdo con ésta implica a la epidermis y a la dermis; de tercer grado, cuando hay daño en las tres capas de la piel.
El objetivo de su proyecto de investigación, indicó, es desarrollar y fabricar dos materiales con propiedades complementarias para su potencial uso en el tratamiento integral de quemaduras de espesor profundo, ante la dificultad biológica de contar con uno que sea favorable para el cultivo celular y, además, que tenga la propiedad de inhibir la colonización bacteriana.
Uno de esos productos fibrilares está compuesto por nanopartículas a base de zinc con policaprolactona (PCL) y el otro de gelatina con policaprolactona.
Detalló que la primera de ellas es el apósito antibacteriano y estaría en contacto con el ambiente para proteger la lesión de posibles infecciones, mientras que la segunda sería un andamio celular que –al haber sido sembrado con células, preferentemente del propio paciente para evitar rechazo inmune–, se colocaría en el lecho de la herida con el propósito de poblar y ayudar a la reparación de la lesión.