Número 158 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
INFIERNOS AMBIENTALES
Desertificación y erosión de los suelos causados por la agroindustria en la Cuenca de la Independecia.

Guanajuato

Una muerte silenciosa por el extractivismo del agua en la Cuenca de la Independencia

Mercedes Páramo y Rocío Montaño Coalición en Defensa de la Cuenca de la Independencia (CODECIN)Graciela Martínez Centro de Desarrollo Agropecuario A.C. (CEDESA)

La Cuenca de la Independencia (CI) oficialmente conocida como cuenca Alta del Rio La Laja, con un área de 7mil km2, se ubica en el noreste del estado de Guanajuato, es tributaria de la cuenca Lerma-Chapala, abarca los municipios de San Felipe, San Diego de la Unión, Dolores Hidalgo, San Luis de la Paz, Doctor Mora, San José Iturbide y desemboca en San Miguel de Allende.

A principios de 1950 comienza la perforación de los primeros pozos para uso agrícola, por agricultores de la región, iniciando así la extracción del agua subterránea. En una región semiárida, fomentar esta extracción fue criminal, porque después de la reforma al artículo 27 constitucional en 1992 se sentaron las bases para la venta del territorio; llegaron empresas extranjeras y abrieron bastos campos para la siembra de hortalizas de exportación, provocando una gran extracción de las aguas subterráneas que poco a poco se fueron abatiendo y dejaron solamente aguas fósiles contaminadas, con una edad que data de 10 mil a 35 mil años, con altas concentraciones de fluoruro, arsénico, sodio, manganeso y otros minerales, causando desde hace más de 30 años graves problemas de salud a las personas y al medio ambiente.

El total de la extracción de agua subterránea en la CI es de mil millones de metros cúbicos por año, a través de unos 3 mil pozos, de los cuales aproximadamente 85% es para la producción agrícola de exportación. Actualmente, el agua subterránea se encuentra entre 100 y 500 metros de profundidad, cuando hace unos 60 años el nivel freático del agua se hallaba entre 50 y 60 metros. Con la sobreexplotación del agua subterránea por la agroindustria, el acuífero se abate entre dos y 10 metros por año.

Esta sobreexplotación brutal de las aguas subterráneas nos ha dejado enfermedad en la población, miles de casos de: insuficiencia renal, diferentes tipos de cáncer, fluorosis dental y esquelética, daño a los neurotransmisores, entre otros. Situación que representa, lamentablemente, una crisis de muerte lenta y silenciosa de las y los habitantes de la CI.

En la salud ambiental se ha provocado una severa desertificación y compactación de suelos, llevando a la vegetación nativa al punto de la extinción, esto y el uso de agroquímicos afecta gravemente a los polinizadores, particularmente a las abejas que nos proporcionan alimento y salud con sus productos.

Otro problema que agravaría esta situación de salud ambiental y social son las concesiones mineras, actualmente 165 dentro de la CI, para todos es sabido que la mayor parte de la minería está en manos de capitales extranjeros, donde la explotación de minerales representa derrama económica para su propio beneficio, pero para nosotros representa más contaminación y más muerte. Hoy enfrentamos la instalación del primer proyecto de minería a cielo abierto en Guanajuato, de la empresa canadiense Argonaut Gold llamado “Explotación y beneficio de minerales metálicos Cerro del Gallo”, que se ubica en la comunidad de San Antón de las Minas a 13.5 km de Dolores Hidalgo, cuna de la independencia nacional. Si este tipo de minería se explota agravaría el problema de sobreexplotación y contaminación del agua subterránea y superficial, intensificando el daño a la salud socioambiental.

El problema del agua contaminada ha sido denunciado por más de 20 años en los diferentes niveles de gobierno, por el Centro de Geociencias de la UNAM, por la sociedad civil organizada a nivel local, estatal, nacional e internacional. Pero las instituciones y funcionarios públicos han favorecido siempre al neoliberalismo y el avance globalizador, otorgando concesiones para perforación de pozos agroindustriales y mineros, pese a las vedas establecidas desde 1964 por el Gobierno Federal.

La Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) ha solapado esta extracción desmedida de las aguas subterráneas, sin importarle las consecuencias de enfermedad y muerte que hoy estamos padeciendo en nuestro territorio.

La insostenibilidad de la extracción de agua subterránea por la mala gestión en la CI es un hecho incuestionable que ha puesto en entredicho el equilibrio hidrológico, la salud de las personas, el bienestar social y la economía de la región. Se ha perturbado además la agricultura familiar que ha sido la base del sostenimiento de la vida del campo.

En nuestra región hay graves efectos causados en la salud de las personas por la contaminación del agua y el ambiente, sumados a la inseguridad alimentaria por la falta de producción de granos y alimentos apícolas debido al desequilibrio hidrológico que agrava la ya raquítica economía de las comunidades, lo que nos hace más vulnerables ante la pandemia por COVID-19.

“Luchamos por la vida de nuestro territorio, somos muchos y defendemos todos” •