n equipo de abogados informó que más de 80 mil personas se han sumado a una demanda por abusos sexuales en contra de Boy Scouts of America, la principal organización de escultismo en Estados Unidos. El grupo, que cuenta con más de 2 millones de integrantes y activos por más de mil millones de dólares, se declaró en bancarrota en febrero pasado en un intento por evitar los reclamos de compensación presentados ante los tribunales por víctimas de abusos y eludir la investigación de los casos denunciados.
En rigor, tales acusaciones no son nuevas: ya en 2012 el rotativo Los Angeles Times sacó a la luz miles de expedientes de perversión
, papeles internos de los scouts que documentaban abusos sexuales en contra de unos 500 menores de edad y que habían sido mantenidos en secreto por la institución con la finalidad de conservar su prestigio
. En nuestro país, en septiembre pasado, el colectivo Clan Violeta dio a conocer por medio de un tendedero
instalado en la sede de la Asociación Scouts de México más de 100 testimonios de víctimas de pederastia y agresiones sexuales de diversos grados en esa agrupación.
De lo señalado por las víctimas, sus portavoces y sus abogados, un patrón común de las organizaciones escultistas en ambas naciones ha sido el encubrimiento de los agresores y el hostigamiento y revictimización de quienes han padecido las agresiones y se han atrevido a denunciarlas.
La tolerancia al abuso sexual entre los scouts resulta particularmente indignante si se considera que menores y jóvenes buscan en el escultismo un entorno seguro y confiable, en el cual se pregonan valores como el respeto a la dignidad humana
, la lealtad
y la ayuda al prójimo
. Lo cierto es que las actividades de los scouts –como los campamentos y las fiestas– y su estructura jerárquica –que imita grados, disciplina y formaciones militares– colocan a menores de edad y jóvenes en una situación de vulnerabilidad que, en ausencia de una estricta supervisión por parte de las autoridades o de funcionarios responsables de la misma organización, resulta un ámbito propicio para atropellos y abusos de toda clase.
Es estremecedora la comparación expresada por Andrew Van Arsdale, integrante del equipo de abogados que dio a conocer la información de las agresiones sexuales en la rama estadunidense de los scouts: “hasta donde sabemos –señaló– ha habido 11 mil denuncias en todo el mundo contra la Iglesia católica; los casos en los scouts son ocho veces más numerosos”.
Por lo que hace a México, resulta obligado que las instancias oficiales encargadas de la procuración de justicia indaguen y den seguimiento a los señalamientos en contra de la Asociación Scouts de México y que se verifique el pleno respeto a la integridad y a la seguridad de niñas y niños que son inscritos en asociaciones de escultismo.