Quito. Miles de personas se manifestaron ayer en distintas ciudades de Ecuador para defender la educación, la salud, el empleo y la seguridad social, pero sobre todo contra la política económica del presidente Lenín Moreno y sus acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que evoca las protestas de hace un año que dejaron más de 10 muertos y cientos de heridos.

En Quito, poco más de mil manifestantes se congregaron de manera pacífica en la plaza de Santo Domingo, pero casi al final de la protesta grupos de jóvenes lanzaron las vallas de protección a la policía, que respondió lanzando gas lacrimógeno contra todos los presentes.

El palacio de Carondelet, sede del gobierno, fue resguardado por cientos de policías y militares, mientras algunas personas rodearon iglesias coloniales del centro histórico para evitar que las vandalizaran.

Las movilizaciones se realizaron en 17 de las 24 provincias del país, de acuerdo con el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), y tuvieron una significativa asistencia en las ciudades de Guayaquil, Cuenca y Ambato.

Nelson Erazo, uno de los dirigentes del FUT, convocante de la marcha, sostuvo que la protesta es un rechazo a las políticas económicas del gobierno que han provocado miles de desempleados y el crecimiento de la pobreza.

La marcha también reivindicó la lucha por el derecho a la vivienda, la salud, y para que no se recorte el presupuesto a educación, informó el diario El Comercio en su portal.

Los manifestantes rechazan que el gobierno de Moreno haya alcanzado un nuevo acuerdo con el FMI, que incluye un crédito por 6 mil 500 millones de dólares, de los cuales el país ya recibió 2 mil millones, y está previsto un nuevo desembolso de igual monto en diciembre próximo.

El FUT señaló que, como parte del compromiso del gobierno con el FMI, en el programa se incluyó la posibilidad de incrementar el IVA, que pasaría de 12 a 15 por ciento.

El año pasado, del 2 al 13 de octubre, decenas de miles de personas protestaron en diferentes partes de Ecuador en contra de la eliminación del subsidio a los combustibles, que pasó a costar de 1.03 a 2.27 dólares, y exigir al gobierno más apoyo social.

Los recortes aplicados por Moreno fueron parte de un acuerdo con el FMI ante el déficit fiscal, la falta de liquidez y una deuda externa nacional que subió 47 por ciento y alcanzó 39 mil 491 millones de dólares (36.2 por ciento del PIB). El organismo internacional exigió reducir el gasto público e incrementar los ingresos del Estado para desembolsar créditos por 4 mil 209 millones de dólares.

Las protestas incluyeron paros, bloqueos de carreteras y cacerolazos nocturnos, mientras el gobierno ordenó un toque de queda y autorizó el despliegue de las fuerzas de seguridad con la autorización del uso de armas letales. Esto dejó más de 10 muertos, cientos de heridos y casi mil 200 detenidos.

Las movilizaciones de hace un año cesaron luego de que el gobierno derogó los acuerdos con el FMI y regresó el subsidio a la gasolina.