Martes 20 de octubre de 2020, p. 29
La percepción de inseguridad por robos o asaltos, extorsiones, fraudes y violencia familiar creció 5.2 por ciento en lo que va de la emergencia sanitaria por Covid-19, principalmente en las demarcaciones Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Álvaro Obregón, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
De acuerdo con los resultados de su Encuesta de Seguridad en Ciudades Urbanas del tercer trimestre del año, dicha percepción pasó de 79.2 a 84.4 por ciento entre las personas mayores de 18 años consultados en la primera alcaldía; en tanto, en las otras 15 osciló entre 56 y 66.8 por ciento.
Los espacios físicos que consideraron más inseguros en la Ciudad de México fueron, en 78.1 por ciento de los casos, los cajeros automáticos, seguidos del transporte público, los bancos y las calles que habitualmente transita la gente, con 72.8, 65.8 y 60.3 puntos, respectivamente.
Además del mercado, los parques o centros recreativos y centros comerciales, ante el temor de ser víctima de algún delito, y consideraron que dicha percepción seguirá igual de mal o temen que empeore
en los meses subsecuentes.
Ello, debido a que fueron testigos de alguna conducta delictiva o antisocial alrededor de su vivienda, como consumo de alcohol, robos o asaltos, venta o consumo de drogas y disparos frecuentes de armas
Los delitos que más crecieron entre marzo y septiembre, señaló, fueron robos, extorsiones, secuestros y fraudes, y poco menos de la mitad de los entrevistados experimentó algún acto de corrupción por alguna autoridad de seguridad pública.
Asimismo, uno de cada cinco hogares tuvo un integrante que fue víctima de al menos un delito de robo, en sus diferentes modalidades; mientras, en 9 por ciento se presentó algún tipo de violencia en el entorno familiar.
Destacó que en 24.5 por ciento de los casos los involucrados fueron menores de edad que enfrentaron en su mayoría ofensas o humillaciones, corridas o amenazas de ser corridos de sus hogares, fueron golpeados o agredidos físicamente. Además, casos de manoseo, tocamientos y hasta violaciones, y el principal agresor fue un miembro del hogar. Junio y agosto fueron los meses con mayor concurrencia de violencia en el entorno familiar.
La inseguridad provocó que seis de cada 10 personas modificaran sus hábitos respecto de llevar cosas de valor como joyas, dinero o tarjetas de crédito
por temor a sufrir algún delito; mientras, alrededor de la mitad de los consultados cambió rutinas o impidió que sus hijos salieran a las calles.