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Desapareció en enero de 2012

Con la extinción de fideicomisos, Irma Patricia Pérez ve amenazada la búsqueda de su hijo

Lucha por registrar legalmente a su nieto, para lo cual necesita una declaración de ausencia

 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de octubre de 2020, p. 7

Desde la desaparición de su hijo Porfirio Adrián, hace ya casi nueve años, Irma Patricia Pérez Páez ha recorrido todos los sitios donde pueda haber indicios de su muchacho y ha participado en innumerables manifestaciones para alzar la voz por él y exigir respuestas de las autoridades que hasta el momento siguen sin llegar.

En la cartulina que la mujer porta a todos lados como si fuera una especie de amuleto contra el cansancio, el joven esboza una sonrisa discreta, enfundado en una sudadera verde. Al momento de su desaparición, el 16 de enero de 2012, tenía 19 años y finalmente le habían dado su base como mecánico de aviones en Querétaro.

Una de las principales preocupaciones que doña Irma tiene en estos momentos, además de la propia ausencia de Porfirio, es la suerte del hijo de éste, su pequeño nieto de ocho años y medio, a quien no ha podido registrar con los apellidos de su papá, debido a un trámite burocrático que no ha logrado realizar pese a su insistencia.

Nos están poniendo muchas trabas por la pandemia. Yo ahorita ando en un juicio para que me dieran la declaración de ausencia, porque mi hijo dejó un niño. A él se lo llevan en enero de 2012 (en Ixtapaluca, estado de México) y el niño nació en abril. Necesito ponerle su apellido y que el menor no quede en la indefensión legal, explica en entrevista con La Jornada.

Cuando a mi hijo se lo llevaron, las declaraciones de ausencia se hacían hasta los dos años y ahorita ya no, creo que es al mes o a los dos meses, pero yo no he tenido la oportunidad o la suerte de que me hagan la declaración de ausencia y me ponen muchas trabas en los juzgados, lamenta.

A su nieto, cuenta doña Irma, la familia ha preferido hablarle con la verdad: le dijimos que su papá está desaparecido y que él después se tiene que quedar para que lo busque. El niño nos dice que sí, pero es triste, porque no se imagina cómo le hace falta el papá. Está pasando una situación muy difícil y más todavía con las clases en línea que hoy debe tomar por la pandemia.

Junto con otras madres, doña Irma ha participado en las caminatas que se realizan en torno al Zócalo capitalino el primer miércoles de cada mes, pero también en las manifestaciones de protesta afuera del Senado para exigir a los legisladores que no extingan los fideicomisos con los que muchas familias, como la de ella, siguen haciendo búsquedas y se ayudan a subsistir.

La petición es para que la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas nos dé esa ayuda económica y para que también me pongan a un abogado que pueda hacer la declaración de ausencia de mi hijo. Porque un día yo voy a faltar y ¿qué va a ser del niño, se pregunta.