Nueva York., El vicepresidente estadunidense Mike Pence instruyó en marzo a la principal agencia de control de enfermedades de Estados Unidos que utilizara sus poderes de emergencia para sellar las fronteras de la nación, pasando por encima de los científicos de la dependencia que declararon que no existían pruebas de que dicha acción frenaría el avance del coronavirus, de acuerdo con dos ex funcionarios de salud.

Hasta ahora, la acción ha provocado que aproximadamente 150 mil niños y adultos fueran expulsados de ese país.

El principal médico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) que supervisa ese tipo de órdenes se había negado a cumplir la instrucción del gobierno del presidente Donald Trump, alegando que no había una razón de salud pública válida para emitirla, según tres personas con conocimiento directo del rechazo del médico.

Así que Pence intervino a principios de marzo. El vicepresidente, quien tomó el control de la respuesta del gobierno de Trump a la propagación del coronavirus, llamó al director de los CDC, el médico Robert Redfield, y le indicó que utilizara la autoridad jurídica especial de la agencia en una pandemia.

La orden abarcó las fronteras de Estados Unidos y Canadá, pero sobre todo ha afectado a los miles de solicitantes de asilo e inmigrantes que llegan a la frontera con México.

Los expertos de salud pública habían pedido al gobierno enfocarse en implementar el uso de mascarillas a nivel nacional, así como medidas de distanciamiento social y aumentar el número de rastreadores de contactos para monitorear a la gente que estuvo expuesta al virus.