o hay duda de que el horno económico global no está para bollos, y hasta en el último rincón del planeta –salvo en China– los indicadores respectivos caen un día y el siguiente también, de tal suerte que todo apunta a que la sacudida –potenciada por la pandemia– no se limitará al presente año, aunque se espera que amaine en 2021.

Ayer se conoció el más reciente informe –segundo trimestre de 2020– sobre el comportamiento económico en Estados Unidos y el resultado fue devastador: desplome de 31.4 por ciento de su producto interno bruto (caída de 5 por ciento en el primero), el peor resultado de las últimas ocho décadas, por mucho que el salvaje de la Casa Blanca grite a los cuatro vientos que construimos la mejor economía en la historia, que fue interrumpida por la plaga china obligando al cierre; pero ahora se está reabriendo con auge y el desplome citado certifica que miente descaradamente.

A lo anterior contribuyó un descenso de 33.2 por ciento en los gastos de consumo, de 64.4 por ciento en las exportaciones y de 27.2 por ciento en la inversión fija, de tal suerte que el desplome anualizado ronda 10 por ciento, balance negativo que sin duda impacta, y muy fuerte, a otras economías, entre las que se encuentra la mexicana.

En la crisis de 2007-2008 el peor registro de la economía estadunidense se observó en el cuarto trimestre del segundo año citado, con una caída de 8.4 por ciento, y en periodos posteriores el descenso no pasó de 1.1 por ciento.

En cambio, en el segundo trimestre del año el producto interno bruto de China reportó un crecimiento de 11.5 por ciento, lo que se traduce en un avance anualizado de 3.2 por ciento, proporción superior a la estimada por los videntes financieros (2.2 por ciento). En el primer trimestre la economía de ese país asiático registró una caída de 10 por ciento como resultado de la pandemia, pero a estas alturas mantiene la crisis sanitaria bajo control con el resultado positivo consecuente.

En su más reciente informe, el Fondo Monetario Internacional pronosticó una caída de 8 por ciento para Estados Unidos en el presente año, y, por el contrario, un avance de uno por ciento de la economía china. Para 2021 su estimación apunta a un crecimiento de 4.5 y 8.2 por ciento, respectivamente.

Sirva lo anterior para contextualizar el resultado de la economía mexicana, la cual en el segundo trimestre de 2020 registró una caída de 18.9 por ciento (2.2 por ciento en el primer trimestre del año), lo que da cuenta puntual del tamaño del golpe. Por ello, no es gratuito que el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, subraye que la pandemia determinará el rumbo económico del país en 2021, y ese año creceremos si se contiene la crisis de Covid-19. No hay disyuntiva entre economía y salud. La economía enfrenta el mayor reto desde la gran depresión, por lo que la respuesta debe ser amplia y contundente. La lucha contra el Covid-19 es la principal prioridad del próximo año.

El funcionario compareció ante los diputados y a ellos les dijo que la propuesta económica del presidente López Obrador “tiene el objetivo de atender a la población por medio de un sistema de salud con capacidades más amplias y robustas, e impulsar acciones de política social e inversión en infraestructura que apuntalen las capacidades de la economía y de interacción a una recuperación sostenida.

Las rebanadas del pastel

Todo apunta a que al selecto grupo de amigos del régimen neoliberal se le cancelará uno de los filones: el director general del IMSS, Zoé Robledo, anunció la revisión de los contratos de subrogación de servicios que hay en todas las áreas de la institución, por lo que anualmente eroga miles de millones de pesos, porque no compartimos la visión de gobiernos pasados, que privilegiaron la participación del sector privado en lugar de fortalecer las capacidades propias del organismo. ¿Recuerdan la guardería ABC de Hermosillo, subrogada a familiares de Margarita Zavala? … Va un fuerte abrazo de despedida para el querido papá de Mafalda.

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