Número 156 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
 
Alfonso Ramírez Cuéllar Pablo Ramos La Jornada

Editorial Morena en la encrucijada

Contra lo que piensan algunos lo que pasa en Morena no incumbe solo a los militantes de Morena debiera importar a todos las mexicanos y mexicanos pues lo que ahí se juega es el destino de la 4T y por tanto del país. Los desfiguros resultantes de la burda intromisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y del Instituto Nacional Electoral en la vida interna de ese partido no son un espectáculo grotesco son una tragedia nacional. Sobre todo, teniendo en cuenta que la experiencia latinoamericana demuestra que sin el acompañamiento de los partidos que los llevaron al poder los gobiernos progresistas resisten mal las tormentas político sociales y en la de malas zozobran.

'Lecciones de Nuestramérica.' Es verdad que con el mandato de los movimientos que los precedieron los gobiernos de izquierda del Cono Sur tomaron la iniciativa y por un rato pareció que el cambio encarnaba en las figuras de Chávez, Lula, Correa, Evo… Pero los gobernantes carismáticos se mueren, los meten a la cárcel, los envían al exilio o se desgastan por el uso… Y si no hay organismos políticos fuertes y consecuentes que conduzcan el proceso las derechas regresan mediante golpes duros, golpes blandos, secuestro de los partidos progresistas o elecciones.

Me explico: el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) nunca llenó el hueco que dejó la ausencia de Chávez y con Maduro no es igual. Con Lula que era su candidato triunfador en la cárcel el impresentable Bolsonaro le ganó la pasada elección al Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil. Lenín Moreno pudo traicionar la Revolución Ciudadana de Ecuador porque envió a Correa al exilio y se apropió del partido Alianza País (AP). El golpe en Bolivia lo facilitó el que el último triunfo electoral de Evo no fuera tan contundente como los anteriores pues su figura se había erosionado y no había en el Movimiento al Socialismo (MAS) liderazgos alternativos… Hubo otros factores, pero el hecho es que ni el PSUV, ni el PT, ni AP, ni el MAS estuvieron a la altura de su responsabilidad histórica.

En México el peligro está en que el partido que en las pasadas elecciones le ganó por knock out al sistema vaya perdiendo impulso, se siga descomponiendo y caiga en manos de grupos que no se identifican con su proyecto fundacional y lo consideran un trampolín político; personas que ven en Morena a un nuevo PRI, una suerte de Movimiento Revolucionario Nacional.

Entrometidos. En este contexto se ubica el reciente e inaudito fallo del tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que suplanta a la militancia, a la dirigencia, a los estatutos y a la estructura de Morena instruyéndole sobre cuándo y cómo debe elegir a su Presidente y su Secretario, definiendo unilateralmente quienes pueden ser candidatos, estableciendo por sus pistolas que cualquiera que se diga simpatizante tiene derecho a votar y -para amarrar el paquete- encargándole al Instituto Nacional Electoral que haga las elecciones. Infausta intromisión que avala López Obrador con el conque de que en el partido “no se ponen de acuerdo”, lo que sugiere que desde la presidencia de la República se ve a Morena no como un activo de la 4T sino como un pasivo.

Pero pienso que esta vez Andrés Manuel falla en su diagnóstico. El verdadero problema de Morena no está en que ahí “no se ponen de acuerdo”, sino en la naturaleza de los desacuerdos que los traban y los confrontan. Lo que hay en el fondo de los conflictos son dos concepciones radicalmente distintas de lo que debe ser el partido, de su lugar en la 4T e incluso de lo que debe ser la propia 4T. Y que me perdone el presidente, pero en dilemas como estos no hay forma de ponerse de acuerdo. Que hay pasmo, inexperiencia, malos modos y agarrones innecesarios sin duda y deben corregirse. Pero esto es lo accesorio. Lo que necesita Morena es definir de una vez por todas el partido que quiere ser y ponerse desde ya en movimiento. Y la resolución del Tribunal no ayuda, todo lo contrario; la intromisión y la forma de elección que impone favorecen el asalto a Morena por quienes no lo ven como el partido movimiento que fue y debe volver a ser sino como botín y aparato electoral.

Mal de muchos. La problemática que padece Morena no es excepcional sino común a todos los partidos de izquier4da que acceden por primera vez al gobierno. Juan Carlos Pinto, uno de los históricos de la revolución boliviana describía así hace tres años la situación del Movimiento al Socialismo después de su triunfo: “Ante el desmoronamiento de la oposición existe una migración política masiva hacia el partido de gobierno que al no contar con los recursos institucionales necesarios para la incorporación de la militancia entra en un período de confrontación interna caracterizado por las divisiones”. ¿Les suena? Rafael Correa, expresidente de Ecuador hoy exiliado explica cómo ser gobierno desvirtuó a su partido: “Alianza País nació y creció con el poder. En abril de 2006 creamos el partido y en enero de 2007 llegamos al poder. En este contexto fue inevitable tener mucha gente que no era leal a una visión o un proyecto político, sino al poder”. Como que ya lo habíamos oído antes ¿no? El chavista Roberto López Sánchez señala las limitaciones de su partido: “La creación del Partido Socialista Unificado de Venezuela no ha logrado resolver el problema de la dirección revolucionaria del proceso bolivariano, deficiencia que se ha mostrado con fuerza a partir de la muerte del presidente Chávez. Es un partido organizado como fuerza electoral, que no elabora política ni de carácter general ni hacia los espacios particulares de intervención social”. ¿Les parece conocido?

Autocrítica. Así como en el Cono Sur hay balances críticos, también aquí necesitamos un diagnóstico severo de lo que pasa en el partido que hoy gobierna. Agudas son al respecto las apreciaciones del presidente de Morena Alfonso Ramírez Cuellar: “Morena ha tenido un retraso muy importante en el debate ideológico y político. El carácter predominantemente electoral que le imprimió la pasada campaña nos llevó en los hechos -y con justa razón- a poner en el centro la estructura distrital y la promoción y defensa del voto, mientras que los consejos estatales, los municipales las instancias estatutarias dejaron de funcionar. Después de las elecciones nuestra obligación era entrar en un proceso organizativo de nuestros afiliados, establecer la institucionalidad, depurar padrones, garantizar el funcionamiento colegiado de todas las instancias, crear espacios de convivencia de todos los niveles… Pero no se hizo”.

Resumo aquí mi propio balance de los problemas de Morena como lo formulé hace más de un año en el libro Un año ya y la Cuarta va y que coincidente en lo fundamental con el de Alfonso:

  • Crecimiento oportunista de la militancia en cuando se vio que Morena iba a ganar.
  • Visión del partido como trampolín para cargos o puestos.
  • Migración al gobierno de cuadros fogueados y calificados.
  • Inercia de la estructura y la dinámica puramente electorales previas a los comicios.
  • Distanciamiento de los movimientos sociales de los que el partido proviene.
  • Incapacidad de sustituir por conducción colectiva la muy personalizada de López Obrador.
  • Definición programática solo sexenal sin visión estratégica consensada.

Pero sobre todo veo pasmo, parálisis. Inmovilidad que la participación en elecciones locales que a veces se ganan por inercia y la plausible formación política como sucedáneo a la falta de acción política no suplen. Y las aguas estancadas crían sapos y despiden malos olores.

La desmovilización de Morena se explica en parte porque el partido y sus militantes simplemente no sabían que hacer, pues más allá de lo electoral -que ya no podía seguir siendo el centro- la tradición de los zurdos es la resistencia, la oposición, la reacción airada a las imposiciones... Lo propio de la izquierda es el basta, el abajo, el muera, el no… y cuando gobiernan los progresistas no se tiene claro que toca hacer desde la sociedad para impulsar el cambio a nivel de piso. No se sabe cómo mover al otro “elefante reumático”.

Propuesta. Respecto a las líneas de acción, dice Ramírez Cuellar. “Para triunfar en las elecciones de 2021 (y de paso sobrevivir como partido, digo yo) debemos reforzar los lazos con los movimientos sociales; con quienes luchan contra la violencia y por los derechos de las mujeres, pues tenemos un retraso en la comprensión de la nueva lucha feminista. Igualmente debemos establecer una mayor identificación con los jóvenes. Y también con aquellos a los que la pandemia ha hecho quebrar sus negocios y enfrentan dificultades… En suma, debemos elaborar nuestras propias propuestas de políticas públicas en lo ambiental, lo agrícola, lo comercial, los derechos humanos…”

Vincularse a los movimientos sociales, recoger las demandas de la gente… concientizar, organizar, movilizar en torno a propuestas que respondan a las necesidades populares y -claro- a la visión de la 4T, pero que no pueden quedarse en repetir el discurso del gobierno. Si no de qué sirve estar abajo y tentándole el agua a los camotes.

También hay que ir desplegando el complemento social de las políticas públicas. No gestionando los programas de manera clientelar como lo hacía el PRI, sino construyendo las contrapartes autogestionarias de la acción institucional. Dos ejemplos: el gobierno aumenta los salarios mínimos y aprueba leyes laborales favorables a la libertad sindical; bien, pero le toca al movimiento obrero y a Morena democratizar los sindicatos hoy patronales, crearlos donde no existen y movilizarse para incrementar los salarios contractuales…; el gobierno impulsa la soberanía alimentaria con programas como Sembrando Vida, Producción para el Bienestar, Precios de Garantía…; excelente, pero le toca a los campesinos y a los militantes rurales de Morena crear las cooperativas de producción, las comercializadoras, las agroindustrias asociativas sin las cuales los recursos públicos para el campo tienen poco efecto.

La encuesta: proyecto vs marketing. Se avecina una encuesta abierta, no para ponerle nombre a una jirafa bebé que nació en el zoológico, sino para elegir la dirigencia de un partido, nada menos que el que gobierna al país. Un despropósito sin duda… pero un despropósito inapelable. Esperemos, sin embargo, que lo que pese en la decisión de quienes sean consultados en la malhadada elección sea la visión de partido que, por su discurso y trayectoria, representa cada uno de lxs candidatxs, y no la mediática visibilidad obtenida en otras funciones públicas y el dinero gastado en las campañas… Campañas contrarias al estatuto de Morena y además ilegales pues el INE no ha dado el banderazo de salida, pero que algunos ya empezaron a hacer dando color de lo que se avecina.

Lo que está en juego son los cargos, sí, pero sobre todo el proyecto de partido; una visión que habrá que impulsar gane quien gane. •