El tipo de cambio interbancario cerró la sesión con apreciación de 1.24 por ciento, o 26 centavos, al cotizar a 21.43 pesos por dólar, y se colocó en su mejor nivel desde el 12 de marzo pasado, es decir, desde el confinamiento social por la pandemia de Covid-19, cuando estaba en 21.64 unidades por billete verde.

De acuerdo con analistas, la revaloración se da luego de que se observó un regreso del apetito por el riesgo en los mercados financieros.

Lo anterior, expuso Gabriela Siller, economista en jefe de Banco Base, debido a una corrección parcial a los movimientos de las recientes sesiones, cuando se dio un episodio de incertidumbre en los mercados financieros por una venta de activos bursátiles del sector tecnológico en Estados Unidos.

Además, explicó, en México se publicó la inflación de agosto en una tasa interanual de 4.05 por ciento, superando las expectativas del mercado y elevando la especulación de que Banco de México podría frenar el proceso de recortes a la tasa de interés. Hacia adelante, indicó, el tipo de cambio podría seguir su tendencia a la baja hacia el nivel clave de21 pesos por dólar, siempre y cuando se continúe observando optimismo en los circuitos financieros globales y progreso en el desarrollo de una vacuna contra el Covid-19.

Hay varios factores que contribuyen con la apreciación del peso, entre los que se destacan el crecimiento de las exportaciones ante una mayor demanda estadunidense por bienes producidos en México, el flujo de remesas a niveles récord y la estabilidad de los flujos de capitales de cartera, apuntó.

Por otro lado, el índice de precios y cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores logró ganancia moderada de 0.24 por ciento, ubicándose en 36 mil 157.96 puntos, lo que equivale a una pérdida en lo que va del año de 16.96 por ciento.

El comportamiento intradía del IPC no fue similar al del resto de los mercados, pues el índice osciló entre pérdidas y ganancias en las primeras horas de operación, cerrando con un alza relativamente moderada.

Según Siller, esto se podría deber a que el mercado continúa asignándole un mayor riesgo a la economía mexicana por la falta de estímulos económicos.