La venta de vehículos nuevos mantuvo su recuperación en agosto. Aumentó 5.8 por ciento respecto de los datos reportados en julio, exhibió el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Es el quinto mes seguido en que este indicador acumula alzas, luego de que en abril se desplomó al nivel más bajo del que tiene registro el organismo. En suma, se vendieron 77 mil 92 unidades.

Guillermo Rosales, director general adjunto de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), aseguró que el dato confirma una tendencia de recuperación lenta, dado que la meta del sector era vender 81 mil 112 autos nuevos en agosto. El dato real fue inferior en 5 por ciento.

El registro del mes de agosto confirma la gravedad de la crisis que atraviesa el mercado automotor mexicano, que registra 38 meses (a tasa anual) con resultados adversos desde julio de 2017 y que la pandemia ocasionada por el Covid-19 ha recrudecido, aseguró.

Y es que la merma de la actividad económica por efecto del coronavirus es prácticamente regla respecto a los datos de 2019. En agosto se vendieron 30 mil 966 vehículos menos. Con una caída que llega a 28.7 por ciento, el volumen de comercialización es el más bajo en nueve años.

Este tipo de mermas son una marca de la crisis. Con excepción de febrero, todos los meses de 2020 han resultado peores en ventas frente al año pasado. En el acumulado de enero a agosto se comercializaron 586 mil 410 unidades, 31.4 por ciento menos que el año pasado.

Los resultados son cercanos al escenario más positivo previsto por AMDA. Bajo él se tiene pensado que la venta resultará 30 por ciento por debajo del año pasado. Incluso, Rosales actualizó que con los datos de agosto, se espera una caída por arriba de 27 por ciento.

Agregó que entre los factores que pueden impulsar más la recuperación del mercado automotor, primero está el que se generalice la autorización para abrir los pisos de venta y disminuyan las restricciones de operación y movilidad social impuestas para enfrentar la contingencia sanitaria. A ello se suma una mejora en las expectativas de los consumidores y que se logre revertir el desempleo que ha traído la contingencia sanitaria.

Un mayor deterioro podría ser impulsado por un rebrote de Covid-19 que pudiera restringir las actividades económicas y la movilidad social, la profundización de los efectos de la crisis económica en el cierre de empresas, desempleo y desconfianza empresarial. En este mismo sentido recalcó que es importante que no haya un debilitamiento grave de los mercados crediticios como consecuencia de la insolvencia de los deudores, porque las condiciones adversas a la autorización de créditos para automóviles debilitarían aún más la comercialización.