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Migración y minorías, determinantes en las elecciones de EU
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umbo a la elección presidencial y legislativa de Estados Unidos en noviembre próximo, ya con dos candidatos al Poder Ejecutivo definidos, lo verdaderamente relevante es el peso determinante que tendrán esta vez las minorías raciales, sobre todo la de origen hispano. La migración ya transitó de un fenómeno social, vilipendiado por la derecha neofascista en todas partes, a un factor político decisivo a la hora de determinar la renovación de poderes en países ya nada monolíticos.

En efecto, la tercera parte del padrón electoral está integrado por descendientes en primera, segunda y demás generaciones, de quienes alguna vez emigraron a Estados Unidos en búsqueda legítima de mejores condiciones de vida; hombres y mujeres provenientes, sobre todo en el siglo pasado y éste, de América Latina, Asia y África.

Antes que analizar qué partido o candidato está mejor posicionado en el mercado electoral, y arrojar vaticinios en un sentido y en otro, me parece que habría que reivindicar el importante papel de los migrantes en la economía de los países receptores, y el peso específico decisivo, y en aumento, de sus descendientes en la configuración del poder político de esas naciones.

De la contribución económica de los las personas en movilidad hemos ya reflexionado en este mismo espacio de opinión: sin el trabajo, el consumo y la contribución fiscal de nuestros esforzados y productivos trabajadores migrantes, en labores del campo y las zonas urbanas, sería inconcebible el formidable producto interno bruto de estados como California, Nueva York, Texas, Illinois y Florida, cada uno de ellos con mayor riqueza acumulada y generada anualmente que la mayoría de países europeos, incluidos los industrializados.

Como atinadamente señala el profesor Jeffrey Humphreys, director del informe Economía Multicultural, elaborado por el Centro Selig de la Universidad de Georgia (sur de Estados Unidos): El poder adquisitivo de los hispanos determinará cada vez más el ritmo del crecimiento del PIB de Estados Unidos y de la región. Recordemos, nos dice, que de una población de casi 57 millones de latinos en Estados Unidos, más de 60 por ciento son mexicanos o de origen mexicano; es decir, más de 30 millones de personas.

Ahora es momento de reflexionar sobre el impacto de las decisiones de descendientes de migrantes en la política electoral de países como Estados Unidos, con todo y la hostilidad que suscitan en amplias franjas sociales el gobierno y, de manera destacada, en las élites de esa nación.

Un número récord de 32 millones de latinos pueden votar este 2020. El aumento, de más de 15 por ciento en comparación con 2016, convierte a los hispanos en la minoría étnica con más peso.

En efecto, el voto latino es uno de los más importantes en las elecciones de Estados Unidos, y el más relevante entre las minorías raciales, por encima de los afroestadunidenses, que suman 30 millones de electores, según un estudio del Pew Research Center. Casi la mitad (46 por ciento) del electorado hispano está en California y Texas; también con una nutrida población latina están Florida (3.1 millones), Nueva York (2 millones) y Arizona (1.2 millones), según el investigador de origen mexicano Mark López. En lo que va del siglo XXI esta comunidad creció 25 por ciento, según la Oficina del Censo Nacional de Estados Unidos.

Ahora sólo habrá que incentivar la participación de los ciudadanos de origen latinoamericano, pues en los comicios de 2016, 47.6 por ciento de los latinos que podían votar lo hicieron, a pesar de ser un porcentaje al alza, mientras 59.6 de los afroestadunidenses y 65.3 por ciento de los anglosajones, y en general descendientes de europeos, acudieron a las urnas o emitieron su voto por la vía postal.

El tercer grupo racial minoritario es el de origen asiático, con 5 por ciento del padrón, más de 11 millones de electores.

La importancia creciente de las minorías étnicas en la configuración del establishment de Estados Unidos explica la designación de Kamala Harris como candidata a vicepresidenta por el Partido Demócrata, una decisión histórica. Es la primera mujer negra en esa candidatura y la primera de origen asiático. Su padre es de Jamaica, su madre de la India.

Por eso hubo una buena recepción entre representantes del sector hispano: será una vicepresidenta fantástica, es una persona brillante, se pronunció la organización Voto Latino.

En suma, esta elección presidencial y legislativa será relevante, antes que por la decantación partidaria del voto, por la importancia decisiva de la participación de las minorías, sobre todo la de origen latino, y predominantemente mexicano para que ese voto tenga como contraprestación mayor respeto a los derechos humanos, económicos, sociales y laborales de nuestros hermanos migrantes. Así tiene que ser, es su derecho.

* Presidente de la Fundación Colosio