En Baja California se encuentran cinco grupos indígenas originarios: Kumiai, Pa ipai, Kiliwa, Cucapá y Cochimí. También compartimos lazos familiares y cosmogonía con grupos del sur de California y Arizona, con los cuales nos mantenemos en comunicación a pesar de que nos separa la frontera con Estados Unidos, la cual dividió familias indígenas y borró rutas y senderos comunes. En el norte del estado de Baja California los pueblos enfrentamos varios eventos catastróficos como el sistema misional, la creación de la frontera y la llegada de colonos de diferentes lugares y religiones que se volvieron ejidatarios, lo cual ha propiciado la pérdida de una gran parte de nuestra cultura y cosmovisión.
En esta ocasión hablaré de mis experiencias y punto de vista acerca de la situación que enfrentamos los jóvenes nativos. Hay algo que comparto con otros jóvenes indígenas y es que al estar dentro de nuestras comunidades, donde la identidad se asume naturalmente a partir de las prácticas culturales heredadas de los antepasados, al salir enfrentamos un choque cultural debido a las diferencias con la sociedad mestiza. En México existe una cultura de racismo que hace que la sociedad tenga un estereotipo acerca del ser indígena, discriminándonos por el color de piel, forma de hablar, apariencia y cosmovisión, lo cual hace que un porcentaje alto de los jóvenes indígenas ocultemos nuestras raíces, adaptándonos a otra cotidianidad y que poco a poco vayamos perdiendo nuestra identidad. En el caso de Baja California la no transmisión de la cultura ha pasado por distintos momentos desde la época colonial, la Independencia y hasta la época actual pues las generaciones crecieron con la idea de que, según el concepto europeo, el color blanco era símbolo de grandeza y alto nivel en sociedad.
Debido a ello algunos padres deciden no continuar con la enseñanza de prácticas culturales en la familia para protegernos, para que nosotros como hijos no vivamos experiencias donde nos juzguen o discriminen. En lo personal, crecí dentro de una familia llena de costumbres y tradiciones las cuales me incentivan a cuidar y defender mi cultura, durante mi crecimiento pude enfrentar a muy temprana edad distintos contextos fuera de mi comunidad donde descubrí la manera en que la mayoría de las personas estigmatizan a los indígenas, pero el orgullo que me inculcaron me hace continuar de pie ante cualquier pensamiento negativo acerca de mis raíces aunque no todos compartan mi opinión. Creo que la familia es uno de los principales motores para que un joven crezca con el pensamiento de defender quién es, porque cuando valoramos lo que somos, haremos y daremos todo por defenderlo.
A pesar de todo, a través de los años ha habido interés por las nuevas generaciones para la recuperación y preservación de nuestra cultura. Algunos tenemos el apoyo y aceptación por parte de instituciones, amistades y personas interesadas en mejorar la relación con las culturas originarias y el respeto a éstas, por lo que hemos logrado posicionarnos en espacios para la promoción y difusión de nuestras culturas nativas. Sin embargo, el número de jóvenes que nos dedicamos a esto somos pocos ya que la mayoría no contamos con motivación, oportunidades o apoyo para continuar nuestra educación y prácticas culturales. Esto se debe a la situación y desventajas de vivir dentro de una comunidad rural y a la lejanía con la ciudad, también a que algunas familias salieron y con el paso de los años ya no regresaron, u otras ya no continuaron con el uso de tradiciones y costumbres. Tampoco podemos negar la presencia de adicciones e inseguridad, así como los actuales pensamientos y prioridades de las nuevas generaciones donde la cultura no es lo principal en sus vidas.
Aunque esto es una realidad para muchos jóvenes, yo invito a la sociedad a conocer y tratar de entender las problemáticas que vivimos los pueblos nativos y a ver que tenemos un gran potencial, talento y ganas de superarnos. Mi objetivo es que se logre asimilar y entender que Baja California posee una raíz llena de cultura, tradiciones y cosmovisión que se merecen todo el respeto y orgullo de todos sus habitantes; para lograrlo sería muy importante contar con el acceso a los medios de comunicación impresos, audiovisuales y de internet, donde se promuevan y difundan los materiales generados por nosotros, jóvenes indígenas. •