Es necesario cambiar la insostenible relación, cada vez más destructiva, entre la actividad económica y el ecosistema, y analizar cómo la globalización, que se ha acentuado en las décadas recientes,es excluyente para sectores amplios de la sociedad mundial, de acuerdo con académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En el Foro Nacional de Trabajo Social 2020, el secretario general de la universidad, Leonardo Lomelí, planteó que en las décadas recientes se ha concentrado aún más la riqueza y se ha vuelto más vulnerable la mayor parte de la población mundial, y eso es tal vez lo más preocupante en el contexto de la pandemia de Covid-19.

Comentó que esos grupos sociales, que ya tenían una condición difícil, hoy enfrentan más problemas para sobrevivir. Quienes estamos confinados, pero que tenemos empleo estable, somos afortunados, pero hay una cifra importante de la población, sobre todo en países como el nuestro, donde la informalidad económica es tan alta que tiene la disyuntiva de cuidar su salud y quedarse en casa, o arriesgarse a salir para encontrar el sustento. Esto lleva a la necesidad de repensar tanto las estrategias económicas como las intervenciones sociales específicas, expresó.

Carlos Arteaga Basurto, director interino de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), subrayó que a los profesionales del trabajo social nos corresponde ser los primeros en poner sobre la mesa la condición de pobreza y vulnerabilidad de ciertos grupos para proponer procesos de intervención social y medidas eficaces, adecuadas y suficientes para atenuar el impacto de la enfermedad del coronavirus.

Leticia Cano Soriano, ex directora de la ENTS y organizadora del encuentro, destacó que nos encontramos en un aislamiento físico sin precedente, y se ha visibilizado la fragilidad de los habitantes. La pandemia nos ha obligado a replantearnos la manera de comunicarnos, convivir, trabajar, e incluso de vivir nuestros duelos.