Miércoles 5 de agosto de 2020, p. 23
La fuerte presencia de inversionistas extranjeros deja a México expuesto a reversiones de flujo de capital y aumentos de primas de riesgo, pese a los largos vencimientos en la deuda soberana, y a un sector bancario aparentemente bien capitalizado, expuso el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Más de la mitad de la deuda de gobiernos, empresas y bancos de México está en manos de extranjeros. En conjunto, 52.1 por ciento del producto interno bruto (PIB) –déficit de 655 mil millones de dólares– se encuentra comprometido a la tenencia de otros países, lo que amplía el riesgo de reversión en los flujos de capital en el país, detalló en el Reporte del sector externo.
Martin Kaufman y Daniel Leigh, analistas del FMI, expusieron que los déficits y superávits externos no son necesariamente motivo de preocupación
. Si bien hay buenas razones
para contratarlos en determinados momentos, las economías que piden al exterior con demasiada rapidez, incurriendo en déficits externos, pueden volverse vulnerables a ceses repentinos de flujos de capital. Además, los países también enfrentan riesgos al invertir demasiados ahorros propios en el extranjero, dadas las necesidades de inversión interna.
El FMI detalló que los activos de México en el extranjero consisten principalmente en inversión directa, cuyos flujos en 2019 se equipararon a 18 por ciento del PIB, y reservas por 14.5. Sin embargo, los pasivos comprometidos con el exterior son principalmente inversión extranjera directa por 50 por ciento de la actividad económica y cartera por 41 por ciento más.
El organismo destacó que esa posición de inversión internacional neta –el valor de los activos en el extranjero, menos los que están en poder de los extranjeros, incluidas las deudas del sector público, privado y ciudadanos– es sostenible. Sin embargo, los grandes pasivos brutos de la cartera extranjera permanecen como fuente de vulnerabilidad en caso de volatilidad financiera global
.
Esto, a medida que durante 2019 el déficit de la cuenta corriente se redujo significativamente, debido a una fuerte caída temporal de inversiones e importaciones, así como a fuertes exportaciones y remesas
. Pasó de 2.1 por ciento del PIB en 2018 a 0.3 el año pasado.
Producto de lo observado en 2020 –desplome del comercio mundial y precio del crudo, detonados por la crisis del coronavirus–, el FMI estima que el déficit de la cuenta corriente terminará este año en 0.2 por ciento del PIB, sujeto a un alto grado de incertidumbre, dada la disminución de las demandas externa e interna.
Recomendó al país proporcionar suficiente apoyo de política en el corto plazo, en respuesta a la pandemia de Covid-19, comprometerse a implementar reformas fiscales inclusivas y en favor del crecimiento
, y revitalizar las reformas estructurales a mediano plazo
para mejorar la competitividad y el clima de inversión.
En este contexto, subrayó que el nivel de reservas extranjeras para finales de 2019 sigue siendo adecuado. Además, la línea swap de 60 mil millones de dólares con la Reserva Federal y la línea de crédito flexible del FMI por 61 mil millones proporcionan amortiguadores adicionales a los riesgos del sector externo.