La hora de Mario Delgado // Objetan proceso rumbo al INE // ¿Continuidad o cambio? // Contexto: caso Lozoya
etenta y cinco diputados federales de Morena y la bancada del PT plantearon este domingo a Mario Delgado, el ebrardista que conduce los trabajos políticos en el Palacio Legislativo de San Lázaro, que frene en la Junta de Coordinación Política (donde participan los coordinadores de las fracciones parlamentarias), o en el pleno de la sesión programada para el próximo miércoles, la designación de cuatro consejeros del Instituto Nacional Electoral, pues consideran que la forma en que se procesó la integración de cuatro quintetas (para seleccionar un ganador por cada una de ellas) abre la puerta a la continuidad de las prácticas antidemocráticas en ese instituto y el anidamiento de conspiraciones y asechanzas contra el curso de la llamada Cuarta Transformación.
Las crecientes objeciones a la nominación de los 20 aspirantes finales a las cuatro consejerías vacantes tiene como referencia las advertencias y señalamientos que hizo el académico John Ackerman como miembro del Comité Técnico de Evaluación de esos aspirantes a integrarse al consejo general del INE. Ante el impacto de lo dicho por Ackerman y el desasosiego entre segmentos morenistas y petistas, Mario Delgado impulsó este domingo una especie de evaluación informal por Internet de los 20 aspirantes, como un esfuerzo por dar más transparencia al impugnado proceso.
La batalla por la conformación del consejo general del INE, que contempla de manera escalonada la renovación de este tipo de consejeros, tiene una relevancia inmediata por cuanto debe decidir sobre la autorización o negativa del registro de nuevos partidos políticos nacionales, entre ellos el denominado México Libre que dirigen Felipe Calderón y Margarita Zavala. Además, estos cuatro nuevos consejeros, de un total de 11, se sumarán a la organización de la complicada y riesgosa elección intermedia del año entrante, de la muy probable realización de una consulta sobre revocación del mandato presidencial y, en 2024, de una elección de nuevo ocupante de Palacio Nacional.
En torno a esta designación de cuatro nuevos consejeros se han manifestado con claridad organismos como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), con una campaña en medios convencionales e internéticos para defender
al INE y el PAN, cuyo dirigente, Marko Cortés, ha demandado que el gobierno obradorista no intervenga en este proceso.
La discusión de fondo está en el tipo de árbitro electoral que se desea. Los defensores del actual modelo del INE sostienen que se vive en una realidad democrática que sólo debe ser ajustada en lo necesario. Quienes están en contra de la continuidad de ese modelo IFE-INE señalan que este organismo, en sus dos versiones (antes, Instituto Federal Electoral) ha sido omiso, o cómplice, en múltiples fraudes en varios comicios, siempre hábil para acomodar operaciones y resultados a los acuerdos definitorios a que hubiera llegado el llamado prianismo (PRI-PAN).
El revoloteo de ese prianismo tiene como contexto el adelanto extraoficial de las acusaciones que podría hacer Emilio Lozoya, el ex director de Pemex, contra dos ex ocupantes de Los Pinos, Felipe Calderón (durante cuya administración también hubo importantes negocios oscuros en el campo de los energéticos y de otras asignaciones contractuales) y Enrique Peña Nieto, además de miembros destacados de esos grupos y partidos, como Luis Videgaray en el caso priísta y varios panistas que siguen en su partido y otros que lo dejaron para mantenerse sin filiación inmediata o que se fueron al citado México Libre.
Y, Mientras Donald Trump se incomoda incluso en una entrevista en Fox News (de talante proclive al trumpismo) cuando Chris Wallace le menciona problemas en el manejo del Covid-19 y las encuestas de opinión que le muestran debajo del demócrata Joseph Biden, ¡hasta mañana!
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