CICLO “AUTOSUFICIENCIA ALIMENTARIA E INNOVACIÓN TECNOLÓGICA CON PRÁCTICAS SUSTENTABLES” En el medio rural se propaga el covid-19, aunque con menor intensidad que en las ciudades
Aunque con rezago respecto de los centros urbanos, el covid-19 ya se desplazó a las comunidades rurales y las indígenas, donde es muy claro que históricamente existe una deficiencia de los servicios de salud en términos de cantidad, funcionalidad y calidad. Y dado que es inviable en el corto plazo expandir la cobertura de estos servicios, la Secretaría de Salud (SSa) ha decidido recurrir a “elementos de movilización social y movilización de recursos hacia la sociedad rural”.
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la SSa, Hugo López-Gatell precisó que la dependencia trabaja para que, con guías prácticas en estados y municipios personas voluntarias de las comunidades asuman medidas que prevengan y ayuden a la atención pronta de la población ante el riesgo de covid-19.
“Visualizamos dos formatos pragmáticos … para desplazarnos institucionalmente hacia las comunidades rurales a través de distintos recursos de promoción de la salud para que de manera sincrónica podamos detectar con oportunidad a las personas en riesgo (con comorbilidades y de 60 o más años), y detectar los casos y actuar en el control de brotes epidémicos”, dijo.
El funcionario participó en la novena conferencia del ciclo “Autosuficiencia alimentaria e innovación tecnológica con prácticas sustentables”, realizada por la Secretaría de Agricultura el 17 de junio con el tema ¿Cómo afrontamos la pandemia del covid-19 en el medio rural y en las regiones indígenas?
En este foro, coordinado por el subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, Víctor Suárez Carrera, López-Gatell mostró con un mapa que la enfermedad ha llegado con rezago a las zonas rurales respecto de las urbanas, pero en ambas se observan tres condiciones de salud -diabetes, hipertensión y obesidad- asociadas a la mortalidad.
“De la población rural que ha fallecido [por covid-19], 67 por ciento tenía dos o tres de esas comorbilidades”. En particular, en la población indígena fallecida por esta enfermedad 48 por ciento tenía dos o más comorbilidades, dijo.
Del 28 de febrero al 15 de junio se registraron 4075 casos de covid-19, con 670 casos activos y 507 defunciones en población rural. En comunidades indígenas particularmente se registraron 1760 casos, con 222 activos y 327 fallecimientos.
Juan Ferrer, director del Instituto Nacional de Salud de Bienestar (Insabi), dijo que el gobierno pasado dejó inconclusa la construcción de 217 centros de salud y 110 hospitales. “Por ello, en 2019 iniciamos un plan de terminación de esas obras; tenemos concluidas 72 que ya están en funcionamiento y 106 están en proceso para su terminación, la mayoría en zonas rurales”. Además, el Insabi transfirió a la Secretaría de la Defensa Nacional 32 hospitales que se enfocan a atender covid-19, y de ellos 18 están en el medio rural. Este 2020 se tiene planeado rehabilitar 3309 centros de salud, “lo cual es histórico porque allí vamos a evitar que se enferme nuestra gente del campo”.
Ferrer comentó que antes de que irrumpiera la pandemia, el Insabi trabajaba en la iniciativa Médicos de Bienestar, reclutando y preparando profesionales y técnicos de la salud, y ya tenía registrados 50 mil médicos; de ellos, poco más 48 mil han sido enviados a los 32 estados para atender el covid-19. Agregó que ante la pandemia han desarrollado planes acelerados de inversión en infraestructura y mejora de la gestión sanitaria y “las capacidades hospitalarias para enfermos graves no ha sido rebasada en ningún estado del país”.
El reto ahora es conseguir que las inversiones hechas hoy se preserven para fortalecer las capacidades de los servicios de salud públicos para toda la población.
Adelfo Regino Montes, director del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), informó que en coordinación con la Secretaría de Salud, este instituto ha traducido a 56 lenguas indígenas (de 68 existentes en el país) los materiales de información para prevenir el covid-19 y que los contenidos del sitio coronavirus.gob.mx se transmiten a través del sistema de 22 radiodifusoras culturales indígenas del INPI, las cuales llegan a lugares donde no hay internet.
También se ha elaborado una guía para atender a los pueblos indígenas. Regino reconoció la dinámica de las comunidades para evitar los contagios. “Los cercos , los controles sanitarios que han puesto los pueblos y las comunidades han podido contener en amplias regiones indígenas la propagación del virus. Tan solo en Oaxaca tenemos 213 municipios de la esperanza. Allí no se ha detectado un solo caso de covid-19. Todos esos municipios son indígenas”.
Isabel Margarita Nemecio, coordinadora de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas (RNJJA), señaló que la carencia de seguridad social que sufren estos trabajadores y la falta de contratos limitan las posibilidades de un seguimiento adecuado para prevenir y atender a esta población en la pandemia. Dijo que el subregistro de datos oficiales y la falta de actualización respecto de los jornaleros y sus procesos de migración interna impiden tener un mapa general sociodemográfico y del perfil de la población jornalera.
La Red, comentó, ha detectado casos muy concretos, de jornaleros enfermos y fallecidos por covid-19; entre otros, mencionó 11 defunciones en Sonora hasta el 1 de junio, la mayoría en campos agrícolas, donde hay una insuficiente oferta de servicios de salud pública y falta de recursos económicos de los trabajadores. También está el caso de un jornalero de más de 60 años que murió en tránsito de Sinaloa a Guerrero. Comentó además que decisiones locales propician discriminación: dijo que el presidente municipal de Fresnilllo, Zacatecas, Saúl Monreal, declaró a medios locales que los jornaleros migrantes son población de alto riesgo; “que era mejor que se quedaran en sus lugares de origen y que aquellos a quienes se les encontrara paseándose en Fresnillo se les interpondría una denuncia pública”.
Armando Bartra, consejero investigador-académico del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval), dijo que la pandemia está propiciando un retroceso de diez años en las condiciones de bienestar de la población; hay un incremento de la pobreza por ingreso tanto en el ámbito rural como en el urbano. “Esto es inadmisible. Las crisis ambientales, económicas, ahora por pandemia, golpean a la población más pobre. ¿Nos tardaremos diez años o cinco en remontar esto para luego volver a caer por otra crisis?”, dijo.
Citó a López-Gatell en el sentido de que las economías pequeñas, en particular las campesinas, son frágiles y deben ser protegidas. “Necesitamos que las políticas de desarrollo rural, bienestar y desarrollo y fomento económico conduzcan a modelos más resistentes a las crisis, porque las crisis van a persistir, las económicas, las ambientales, las generadas por virus, en particular por este coronavirus”.
Destacó que hay algunas políticas que permiten a los campesinos ser más resilientes, como Producción para el Bienestar, de la Sader, y Sembrando Vida, de la Secretaría de Bienestar. Sin embargo, debido a la pandemia, las comunidades campesinas van a sufrir por el impacto que resiente la economía de las ciudades, que limita su capacidad adquisitiva. Ejemplificó con el café: el consumo del café de especialidad caerá y eso provocará una caída de los precios del aromático.
Por su parte, Fernando Celis, asesor de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Café (CNOC), comentó que en las zonas cafetaleras hay demasiada información chatarra que llega a través de diversos medios. Es información imprecisa y por ello la gente no logra distinguir con claridad los síntomas de covid-19 de los de enfermedades respiratorias tradicionales. Esto propicia confusión respecto de si deben o no ir a un centro de salud.
Señaló que los estados donde está el 95% de los productores de café están en semáforo rojo; Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Guerrero e Hidalgo. Hay un mayor crecimiento del covid-19 en las ciudades medias, a las cuales acuden las familias campesinas y cafetaleras a realizar compras, ventas o trámites.
Se observa, dijo, que hay regiones, como las indígenas de Oaxaca, donde el riesgo del covid-19 es menor debido a que hay producción y consumo de alimentos a nivel local (que frena el desplazamiento a ciudades) y también hay una tradición comunitaria que permite acuerdos para controlar emergencias. En Veracruz, en cambio, la salida de los cafetaleros de sus regiones en búsqueda de alimentos y actividades para obtener ingresos aumenta el riesgo.
“Es muy preocupante el crecimiento del covid-19 en algunas ciudades medias en regiones cafetaleras de Veracruz; del 30 de mayo al 16 de junio Córdoba pasó de 78 casos reportados a 230; Huatusco pasó de cinco a 11 casos; Coatepec subió de 7 casos a 29”; Misantla, Martínez de la Torre y Tlapacoyan también han elevado sus casos. “Si en este periodo el crecimiento total de casos en Veracruz fue del 74 por ciento, en el conjunto de ciudades el crecimiento fue del 178 por ciento”, comentó. •