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Ver día anteriorMartes 14 de julio de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad perdida

Frenar contagios: hora de decisiones difíciles

L

a ciudad ha ido regresando a ese rojo necedad-ignorancia cuyo tono encendido se debe a sus componentes: desinformación salpicada de contradicciones, chismes en la red y datos perversamente ocultos bajo el manto de algunos gobiernos estatales que se niegan a informar de la realidad en sus entidades.

La mezcla ha funcionado a la perfección para que mucha gente obedezca sólo a su criterio y aplique las recomendaciones a su voluntad, sin ceñirse a las que se dictan día con día para evitar que la pandemia cause mayor daño.

Así, un factor que no debería agregarse a la mezcla primera, pero que contribuye a encender el rojo, es el trabajo informal, la situación del empleo en México, que dista mucho de lo que sucede en otras partes del planeta con las que de muy mala leche se nos quiere comparar.

Hoy el asunto es cuestionar si se debió cambiar el color del semáforo en algunos estados de la República; la crítica ya pasó por el uso del tapabocas, de los lentes, de los reportes de incidencia diarios y cualquier otro elemento que pudo servir para descalificar las recomendaciones gubernamentales sin tener en consideración la realidad mexicana, como se hizo en los ataques anteriores.

En la ciudad, casi 50 por ciento de la gente que obtiene dinero lícitamente por su trabajo labora en la informalidad, lo que quiere decir que necesita obtener recursos diariamente para poder subsistir.

A ese dato debemos agregar que ahora hay poco más de un cuarto de millón de personas que perdieron su empleo y que un buen porcentaje necesita salir a la calle a buscar un nuevo acomodo, lo que hace aún más compleja la posibilidad de hacer que la gente se quede en casa.

Así las cosas, la posibilidad de regresar al rojo depende de una decisión que requiere tomar en consideración cada uno de los factores que se conjugan en esta pandemia, y que no son solamente la enfermedad, como ya mencionamos arriba.

Hasta ahora las medidas aplicadas por el gobierno de Claudia Sheinbaum parecen haber tenido algún éxito, pero la situación en las calles no augura nada bueno.

Endurecer los protocolos de movilidad, por ejemplo, parecería violar algunas leyes, pero tal vez el caso amerite implementarlos para frenar los contagios y con ello la posibilidad de llevar más gente a los hospitales. La decisión es la más difícil que se haya tenido que tomar en un gobierno en muchos, muchos años, y de su éxito dependerá la gloria o el infierno. De ese tamaño.

De pasadita

Ya nos han enterado que en 13 alcaldías, poco más de dos tercios de las que componen esta ciudad, se concentra la mayoría de los casos de Covid-19 que hay en esta capital, pero aún no sabemos con claridad qué es lo que se va a hacer en ellas.

En Xochimilco, donde todo podría indicarnos que no existen muchos lugares de grandes concentraciones de gente, el contagio tiene las cifras más altas, y Magdalena Contreras viene detrás.

El asunto llama la atención porque, debido a la lejanía de estos lugares respecto de los centros de mayor concentración poblacional, podríamos decir que no estarían tan expuestos al contagio; no obstante, la mayor parte de infectados están en esas demarcaciones.

Una posible explicación está en la movilidad de la gente que habita en aquellos lugares, es decir, seguramente quienes han propiciado el contagio son los que viajan a ciertos lugares del centro de la ciudad, por ejemplo, para laborar, y se llevan el virus que los enferma al lugar donde viven.

El contagio, podríamos advertir, lo llevan de otros lugares, por ejemplo el Centro Histórico, donde hay muy pocos habitantes y por ello escasos contagios, pero sí muchos comercios donde se aglomera la gente, la mayoría, seguramente, provienen de esas delegaciones, pero no estaría mal investigar para tener certeza.

Por lo pronto, mañana empezarán a aplicarse medidas preventivas que deben endurecer la vigilancia epidemiológica para tratar de evitar lo que ahora parece inevitable.

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