Política
Ver día anteriorLunes 13 de julio de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Pandemia

Tiene 130 camas para contagiados

Disciplina y valor, claves del Centro Médico Naval en la emergencia

Debemos salir adelante; estamos en una batalla que no ha terminado

 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de julio de 2020, p. 5

Un ala completa del Centro Médico Naval (CMN), ubicado en el sur de la Ciudad de México, se encuentra aislada. Todas sus ventanas y puertas están selladas con plástico cristal transparente, fijado al piso, techo y paredes con cinta adhesiva plateada.

Para entrar a esta área –donde hay 130 camas, 50 de ellas con ventiladores– se requiere usar un equipo de protección de mínimo 10 piezas, que incluye guantes y botas dobles, goggles, cubrebocas N95, gorro, bata quirúrgica, y sobre todo ello un traje EPP blanco con capucha, en cuya espalda se escribe con plumón el nombre del portador, pues con todo el equipo puesto, sería imposible identificarlo de otra manera.

Y antes de salir de esa área de aislamiento, todo el personal pasa por una doble esclusa donde se despoja del equipo de protección, en una secuencia metódica, bajo la supervisión de un monitor.

El filtro de seguridad incluye la exposición a una lampara ultravioleta que baña de luz azul al personal de salud.

Por ese meticuloso y necesario procedimiento pasa todos los días la enfermera Nataly Herrera Pazos.

Con 13 años de servicio en la Secretaría de Marina (Semar), la teniente, egresada de la Escuela de Enfermería Naval, tomó la decisión de enviar a sus dos hijos con su familia a Guerrero, para no ponerlos en riesgo, pues siempre está presente el miedo a contagiarse.

La enfermera asegura que en comparación con el A-H1N1, de hace 11 años, la actual pandemia es la contingencia más grave que ha tenido que afrontar el personal de sanidad naval. Para ellos el reto no sólo es profesional, sino también humano.

Aquí adentro hemos tenido al papá, al hijo... el hecho de ver que una familia completa se contagia es bastante difícil.

Otra de las enfermeras en la primera línea del combate al Covid-19, Patricia Oropeza Vargas, afirma que la empatía con sus pacientes no es un obstáculo, sino un apoyo para su labor: el humanismo está de por medio ante todo, porque mucha gente nos dice: no, ya no eres sensible. Muy al contrario, se es mucho más sensible ante la situación.

Coordinando a todo el equipo está el neurofisiólogo y capitán Mario Ulises Ávila Ordónez, quien se muestra orgulloso de su personal. Recuerda el sismo del pasado 23 de junio, cuando nadie se movió de su puesto ni dejó solos a los pacientes: no hay gente que se desmotive, no hay quien diga que no está preparada, hay solamente personas propositivas que arriesgan su vida, su salud en pro del beneficio de nuestra patria.

Para evitar que las familias de los pacientes tengan que permanecer en el hospital a la espera de noticias, cada día les llaman por teléfono para reportarles su evolución clínica.

Al frente de esta labor está la capitán Jazmín Liévano Esquinca, quien explica que dar malas noticias también es parte de su trabajo: Somos seres humanos y tenemos muchísimos sentimientos, pero debemos salir adelante porque esta es una batalla que no ha terminado.

Para mantener el vínculo de los pacientes con sus familias se recurre a las videollamadas mediante tabletas electrónicas destinadas ex profeso por la Semar, la cuales son su única vía de comunicación con el mundo exterior.

Para los enfermos, el contacto con sus seres queridos es como un medicamento, señala la teniente Oropeza: es muy gratificante ver cómo el paciente se emociona al ver a su familia, cómo agradece al tener el contacto visual con ellos.

En una pausa en su labor, la enfermera Herrera se acerca a una de las ventanas del hospital para tener mejor señal e intenta con su celular hacer una videollamada con sus hijos, ambos en edad prescolar, a quienes no ve en persona desde que comenzó la pandemia.

Después de algunos intentos lo consigue.

–¡Hola, hija! ¿cómo estás?, ¿qué hacen?, ¿tu hermano, dónde está?

Acostumbrados a la comunicación vía Internet los pequeños se acercan a la cámara, saludan con la mano, modelan su ropa para que ella los vea.

–Los quiero mucho, cuídense…

La llamada es breve, hay que volver al trabajo, los niños entienden que tanto papá como mamá tienen que trabajar con los pacientes y tienen que ayudar a cuidarlos.