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Ver día anteriorMartes 7 de julio de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Trasnacionales y evasión fiscal // Porrazo a las arcas nacionales

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eformas fiscales iban y venían para fortalecer el erario, aunque en los hechos la evasión fiscal de los grandes corporativos nacionales y foráneos siempre gozó de cabal salud. La más reciente de ellas, con el sonsonete de que paguen más quienes ganen más, fue la promovida por Luis Videgaray (hoy apanicado ante el inminente retorno de Emilio Lozoya), sólo para que los más acaudalados pagaran muy poco por impuestos y les regresaran o condonaran multimillonarias cantidades que, en los hechos, nunca ingresaban a las arcas nacionales.

Pero se acabó. El presidente López Obrador cerró esa llave y canceló ambos mecanismos, que en los gobiernos neoliberales constituyeron verdaderos barriles sin fondo para el erario y una de las razones fundamentales para amasar fortunas de ensueño por parte del gran capital.

Pero existen prácticas que permanecen intocadas y, en este sentido, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal, que ayer divulgó su Panorama fiscal de América Latina y el Caribe 2020) hace hincapié en los nuevos mecanismos de evasión fiscal de las empresas trasnacionales que operan en México y el resto de la región, los que debilitan las de por sí no muy sólidas arcas de cada una de las naciones donde invierten.

De acuerdo con el organismo, en su afán por maximizar beneficios y extenderse internacionalmente para ampliar sus mercados, las trasnacionales suelen realizar numerosas maniobras para reducir su carga impositiva más allá de las fronteras de los países y las regiones en que operan y donde generan sus utilidades. Se ha destacado la importancia de las prácticas vinculadas con la traslación de utilidades y costos entre filiales de una misma empresa.

Múltiples y cada vez más sofisticadas, las estrategias de planificación fiscal agresiva de las trasnacionales (y de no pocos corporativos nacionales) pueden manifestarse en los canales comerciales, mediante la manipulación de los precios de bienes y servicios entre empresas vinculadas o en canales financieros relacionados con operaciones de financiamiento corporativo a través del pago de intereses o de regalías entre empresas subsidiarias para reducir el ingreso gravable.

Tales mecanismos deterioran la capacidad de los países de retener ingresos fiscales que podrían servir para financiar sus procesos de desarrollo o para aplicar instrumentos de distribución de la riqueza para lograr mayor equidad social y superar la pobreza. El fenómeno atenta contra la equidad distributiva y la legitimidad de los sistemas tributarios, ya que suele traducirse en menores tasas efectivas de imposición sobre las rentas societarias para las trasnacionales. Esta ventaja relativa puede tener un efecto sobre la estructura económica interna al reforzar la concentración y la monopolización de los mercados.

La Cepal estima que el monto de flujos financieros ilícitos derivados de las manipulaciones de los precios de comercio (subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones) ha ido en aumento durante las últimas dos décadas. Para 2015 –sólo en la región– dichos flujos habrían alcanzado 93 mil millones de dólares y las pérdidas tributarias asociadas alrededor de 28 mil millones.

La actual arquitectura financiera internacional, puntualiza la Cepal, con una movilidad de los capitales casi irrestricta de un país a otro y una multiplicidad de canales alternativos para reducir artificialmente la carga impositiva enfrentada en la jurisdicción de origen, también ha beneficiado a las personas de mayores ingresos y mayor riqueza económica.

Durante años, la salida de capitales de los países de residencia de sus propietarios ha estado incentivada por la existencia de numerosos paraísos fiscales. Éstos, además de una baja o nula tributación, se caracterizan por su escasa regulación y control de la naturaleza y procedencia de los ingresos y patrimonios recibidos, lo que puede incluir actividades ilícitas.

Las rebanadas del pastel

Y la puerta sigue abierta de par en par, aquí y en toda la región.