Neurosicóloga aconseja que se capaciten familiares cuidadores
Sábado 4 de julio de 2020, p. 8
Los estrechos lazos familiares son uno de los rasgos característicos de la sociedad mexicana. Y aunque suelen ser vistos como positivos, dentro del grupo familiar también pueden surgir situaciones violentas.
La neurosicóloga y sicoterapeuta Yunuén Guido considera que en el país los casos conocidos son mucho menores que los reales. Para la especialista, esto se debe a que la violencia en el ámbito familiar rara vez es denunciada, por lo que en su mayoría estas situaciones suelen permanecer ocultas.
Son las mujeres y los adultos mayores quienes se encuentran dentro de los grupos de población que más padecen el maltrato. Debido a razones como el temor, la negación de la violencia o la creencia de que ésta es temporal, muchas veces las víctimas deciden quedarse calladas.
En el caso de la población de la llamada tercera edad, el problema se acentúa y diversifica más. Los tipos de violencia que sufren los adultos mayores de forma más frecuente son la física, la sicológica, la financiera y el propio abandono.
En México, país en el que regularmente los familiares se hacen cargo de una persona cuando llega a una edad avanzada, en muchas ocasiones es difícil distinguir hasta para el propio agresor que está ejerciendo violencia.
Sobre el cuidado, asegura: Sí, hay un proceso de creer que va a ser una tarea fácil, sencilla, que no va a implicar desgaste y que además la puede realizar una persona. Entonces hay una desestimación de la carga laboral, emocional y social que implica para alguien hacerse cargo en su totalidad de un adulto mayor
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En el cuidador, esta situación puede propiciar estrés y desgaste, lo que, combinado con un contexto de dependencia económica, poco apoyo social y/o de antecedentes de mala relación familiar contribuye a detonar las agresiones.
Prejuicios hacia centros de atención
Guido considera que en México los prejuicios hacia los centros de atención a adultos mayores son muchos. La idea del abandono está estrechamente ligada a dichas instituciones, asegura, y sin embargo, el fenómeno ocurre también dentro del seno familiar.
Otro problema es que suele pensarse en recurrir a las casas de retiro hasta que la salud del adulto mayor se deteriora mucho, o hasta que la persona que lo cuida no puede más. Para Guido es necesario pensar en estos lugares desde una perspectiva distinta, especialmente en un contexto en el que la esperanza de vida se ha alargado y la población es cada vez más numerosa.
Las víctimas de violencia pueden desarrollar síntomas de depresión, aislamiento, culpa, vergüenza, temor, ansiedad, negación y estrés, lo que en adultos mayores puede aumentar incluso el riesgo de muerte. Para prevenir el maltrato, la neurosicóloga recomienda medidas como que se sepa identificar el maltrato, supervisar el comportamiento de estas personas, además de fortalecer redes de apoyo a la tercera edad.
Si ya se es víctima de violencia, Guido aconseja tratar de asimilar la situación, pedir apoyo a otros familiares o al personal de salud cercano, conocer los números de centros de atención y denunciar.
En México, instituciones como el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam), la Agencia para la Atención de Personas Adultas Mayores o los centros del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) son algunas que proporcionan apoyo y orientación.