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El primer disco Covid en el mundo, un alivio
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▲ Portada de Redemption
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▲ Imagen tomada del booklet del mismo álbum.
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de julio de 2020, p. a12

¿Puede la música brindarnos ayuda en estos momentos de crisis? ¿Puede abrir espacios emocionales y contemplativos para nosotros? ¿Puede la música fortalecernos la esperanza?

La respuesta es: sí.

Y como parte de esta respuesta positiva, tenemos para ustedes una primicia: Redemption, el primer disco Covid en el mundo.

En la portada aparecen los músicos, entre los mejores instrumentistas en el planeta, con cubrebocas.

Y el contenido del disco es un baño de esperanza, luminosidad, entusiasmo. Por eso y para eso lo grabó la soprano austriaca Anna Prohaska con el ensamble Lauten Compagney, eminencias en repertorio barroco, y consiste en una selección de arias de cantatas de Bach que cumplen una función terapéutica.

La música de Johann Sebastian Bach es el primer disco surgido como respuesta a la pandemia; fue grabado hace apenas unos días y es un alivio.

Las circunstancias permitieron tal hazaña de inmediatez, fue lanzado mundialmente, en tiempo record, a través de internet. Puede conseguirse en la página web de la disquera: Linn Records: linnrecords.com, y de manera inmediata lo tiene uno al alcance, con su respectivo booklet virtual. También está disponible, gratis, en Spotify y en otras plataformas.

Es el nuevo disco de la soprano austriaca Anna Prohaska. Cada proyecto suyo obedece a estancias de investigación ardua, y en este espacio hemos reseñado la mayoría de ellos, como el álbum titulado Enchanted Forest, luego de indagar en archivos, leer montañas de libros, consultar expertos y así, en el caso de ese disco, juntar hadas, duendes, elfos, hechiceros, seres sobrenaturales, espíritus, dioses, anhelos.

Durante el periodo del florecimiento del arte barroco, lo sabemos, cundieron guerras, pestes, hambruna, muerte. Los humanos inventaron el arte, crearon belleza como una repuesta al horror y evitar morir.

Anna Prohaska encarna esa respuesta con la proyección emocional de su canto, la belleza agridulce de su voz metálica, ajena al gorjeo, cercana al gemir, al soplo, al suspiro, con capacidad monumental de conmover. Mover.

El proyecto de grabar arias de cantatas de Bach lo tenía en mente Anna Prohaska antes de la pandemia y, ante el horror que vive hoy día el planeta, planteó a Wolfgang Katschner las preguntas que inician el Disquero de hoy, con el resultado que ahora tenemos al alcance todos.

Tomaron las medidas de prevención adecuadas, culminaron la investigación en archivos y se juntaron más de 20 músicos, con cubrebocas y sana distancia, para plantear al resto del mundo las mismas interrogantes, respondidas con la música de Bach, con la excelencia interpretativa que caracteriza a estos nuevos héroes en la pandemia.

En las notas al programa, Benedikt von Bernstorff ubica el motivo central del disco: dar respuesta a las dudas, inquietudes, zozobra y demás vicisitudes que cundieron en las pandemias durante la era del barroco, para ofrecer respuestas renovadas a nuestras actuales circunstancias.

La belleza de este disco está en la voz tan peculiar de Anna Prohaska, por supuesto, pero sustentada en el mar pródigo de la veintena de instrumentistas y otros tres cantantes. Procura intimidad, sosiego, pone en orden el cerebro, activa zonas estratégicas. Sana.

El oboe es una nave esbelta que navega, se sumerge y levanta vuelo con la ligereza, agilidad y velocidad en calma de una pluma de colibrí. Sostiene dúos en contrapunto con la voz de Anna Prohaska y los dos quedan envueltos en un tejido asombroso de alientos-maderas y metales con basamento terso en instrumentos de cuerdas.

Cumple sus objetivos.

Anna Prohaska y todos los músicos involucrados tuvieron en cuenta todas las acepciones del vocablo que eligieron como título: redención como salvamento, apoyo, rescate. Resurrección en vida.

También tomaron muy en cuenta la naturaleza propia de las cantatas de Bach, cuyo origen es eclesiástico pero superan esa limitante, hacen añicos los significados negativos, onerosos y ridículos de los textos populares que animaban las cantatas, y ponen en primer plano la música como ente abstracto, música basada en palabras, sí, pero una vez logrado el objetivo de convertirlas en música, adquieren un significado contrario a su negatividad. Dialéctica.

De tal manera que si los textos hablan de enfermedad, agonía, miedo, muerte, la música resultante destila vida, luz, optimismo. Ese es el milagro de la música de Bach.

Entre las herramientas técnicas que empleó Bach para tal propósito, de convertir acciones torpes (los textos de desconsuelo) en actos creativos, figura en primer término la música de lo cotidiano: las danzas cortesanas y las danzas campesinas en boga. Esa mezcla extraña otorga algo superior al pathos y al melos: un estadio de percepción muy agradable: el placer sensual.

La pavana, esa marcha solemne de terciopelo, la chacona, esa forma burbujeante de la sensualidad, proporcionan estructuras orquestales que derriban, en un momento imperceptible, el tono eclesiástico para ubicarse en mera obra de arte con sus efectos y consecuencias, como la cantante central del disco: Weichet nur, betrübe Schatten: Fuera de aquí, sombras tristes, que abre paso a la luz.

Es la grieta que rasga la roca para que por ahí pase la luz. La transformación que logra Bach, desde el ámbito litúrgico hacia el franco placer sensual, hacia la lujuria, resulta semejante, de acuerdo con Benedikt Bernstorff, al procedimiento que sigue Beethoven en su ópera Fidelio, cuando Leonora rescata de la muerte a Florestán; voz y oboe, al igual que sucede en el disco que hoy nos ocupa, convocan unísonos y en contrapunto, al retiro de las sombras.

En ambos casos, en el disco Redemption y en el artificio de Beethoven, funge como eje un aforismo de Goethe: Ein Flügeshlag, und hiter uns, Äonen: un solo aleteo es suficiente para que aparezcan, en nuestro apoyo, los eones, esos seres emanados de la unidad divina, que colmaban el intervalo entre la divinidad y la materia, formando el mundo espiritual. Es por eso que en las fotos del cuadernillo del disco, Anna Prohaska aparece ataviada con alas.

En su hermoso libro de 921 páginas titulado La música en el castillo de cielo, John Eliot Gardiner, a su vez uno de los máximos directores de orquesta y coros, especializado en Bach, nos explica el procedimiento que siguió el autor alemán para convertir un género menor, utilitario, la cantata, en obra mayor: La escritura de cantatas de Bach tiene que ver con ayudar a los oyentes a descubrir las opciones que tienen en la vida, mostrarles un ideal a lograr y conducirlos a lograrlo en términos de actitud, comportamiento y conducta. Esto explica por qué sus cantatas parecen escapar a su confinamiento histórico y litúrgico y consiguen llegar hasta nosotros, hasta nuestra actualidad.

La música de Bach, nos dice Gardiner, muestra que está interesado en las tribulaciones cotidianas de todas las personas; posee una facultad de percepción y una especial aptitud para meterse en la piel de otros.

La luz brillante de su espectro de colores, sus marcados perfiles, su profundidad y la fluidez esencial de su movimiento y su ritmo subyacente recuerdan los versos de Gerard Manley Hopkins:

Como tumbadas del pretil de rotundos pozos

Suenan las piedras; igual que cada cuerda tañida

Cada campana al mecerse

El primer disco Covid en el mundo, Redemption, es una respuesta noble al horror. Disipa las dudas, desata los nudos, rechaza las sombras. Alivia.

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