Sábado 4 de julio de 2020, p. 31
Con poca clientela, las estéticas, peluquerías y barberías reanudaron actividades ayer con las medidas de protección indicadas por el gobierno local, aunque más por temor a sanciones y clausuras que a posibles contagios, pero algunas cumplieron a medias con enseres rústicos o todavía equipando sus locales.
En la Ciudad de México hay un estimado de 20 mil 328 negocios que emplean a 66 mil 944 personas, según el plan gradual hacia la nueva normalidad, en el que se tenía programado que peluquerías y estéticas abrieran con semáforo amarillo, pero se les permitió cambiar a naranja a partir de ayer, aunque se observaron aún locales cerrados The Barber’s Spa, en Romero de Terreros, donde personal que acondicionaba el lugar informó que comenzarán a trabajar hasta el próximo lunes, o el salón Top Style, en Gabriel Mancera, que sigue con la cortina abajo, ambos en la colonia Del Valle.
En Bonne Coupe , sobre la calle Providencia, y en dos estéticas dentro del mercado público Lázaro Cárdenas, se suplieron los tapetes desinfectantes con jergas impregnadas con agua clorada a la entrada, pero carecían de termómetro infrarrojo para tomar la temperatura del cliente al ingresar, así como de caretas, gafas y guantes, por lo que su equipo de seguridad consistía sólo en su bata de trabajo y un cubrebocas.
Pese a que el acuerdo con la Cámara Mexicana de la Industria del Embellecimiento Físico para cambiar en el semáforo implicó como medida de seguridad para establecimientos con alta demanda un sistema de citas, se observó que Studio y Peluquería Urbana, recibió clientes conforme llegaban.
Édgar Campa Ortega, del centro estético Beork Hair Designer, en Xola, explicó que invirtió 15 mil pesos en acrílicos para las mesas de manicure, líquidos y gel, el termómetro y tapete para el control del acceso, cinta para marcar los espacios de sana distancia, un fumigador para desinfectar el local y los sillones después de ser usados por el cliente. De los cuatro dos se inhabilitaron con película plástica.
Seis familias dependemos de este negocio y la situación ya era insostenible
. Admitió que el retorno no será fácil, pues en este primer día tenía sólo dos clientes seguros con cita previa y su horario entre semana es de las siete de la mañana a las 21 horas, pero se reducirá cinco.
Mary Cruz Barajas llevaba sólo un corte de pelo desde las 11, en que abrió su peluquería D’Kathuy, en Patricio Sanz, y celebra que se cambiara el color de semáforo para su negocio porque ya no tenía para pagar los 16 mil 650 pesos de renta de este mes.
Asegura que invirtió 10 mil pesos en equiparlo para cumplir con las disposiciones de las autoridades, mañana llega la mampara para la mesa de uñas
, pero duda si tendrá que contratar un servicio para desinfectar el local o es suficiente que ella misma lo haga con el rociador que adquirió.
Ya cerca de las 15 horas llegó por fin otro cliente para un corte de cabello; Sofía Rivera, su asistente, lo recibió en la entrada, le pide utilizar el tapete y solicita su permiso para rociar la ropa con un desinfectante; le pone gel antibacterial en las manos y mide la temperatura para luego conducirlo a un sillón. Es apenas el segundo del día y en dos horas deberán cerrar.