Viernes 3 de julio de 2020, p. 29
Hpakant, Myanmar., Al menos 162 personas fallecieron ayer en un deslave ocurrido en una mina de jade en el norte de Myanmar, el peor de una serie de accidentes mortíferos registrados en tales explotaciones en años recientes y de los cuales los expertos culpan al gobierno por no tomar medidas contra las condiciones de inseguridad que enfrentan los trabajadores.
El Departamento de Bomberos de Myanmar, que coordina los rescates y otros servicios de emergencia, informó aproximadamente 12 horas después del desastre que 162 cuerpos han sido recuperados del alud en Hpakant, el centro de la industria de extracción de jade más grande y rentable del mundo.
Los cálculos de la industria del jade en Myanmar indican que generó cerca de 31 mil millones de dólares en 2014. Hpakant es un área agreste y remota en el estado de Kachin, a 950 kilómetros al norte de la mayor ciudad del país, Yangón.
Los mineros de jade fueron cubiertos por una ola de lodo
, señaló el Departamento de Bomberos. Agregó que 54 personas heridas fueron trasladadas a hospitales. Las cifras dadas a conocer por otras agencias estatales y medios eran inferiores a las del Departamento de Bomberos. Un número no determinado de personas están desaparecidas.
El Ejército y otras unidades oficiales, así como voluntarios de la zona, participaron en los rescates.
La organización internacional Global Witness, con sede en Londres, afirmó en un comunicado que el suceso “es una condena al gobierno, incapaz de frenar las prácticas mineras imprudentes e irresponsables en las minas de jade en el estado de Kachin. El gobierno debería suspender de inmediato las explotaciones mineras de gran escala ilegales y peligrosas en Hpakant.
En el lugar de la tragedia, una multitud se congregó bajo la lluvia en torno a los cadáveres cubiertos con plásticos azules y rojos.
Los accidentes en explotaciones mineras no son inusuales en el país. Las víctimas mortales suelen ser mineros que trabajan por cuenta propia y que se instalan junto a enormes cerros de tierra extraída por maquinaria pesada. Los mineros de jade suelen trabajar y vivir en la base de esos montículos, que se vuelven especialmente inestables durante la temporada de lluvias.