El peso, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y el petróleo firmaron ayer su peor primer semestre en al menos 20 años, revelan datos oficiales. Estos indicadores clave, termómetros de la economía, fueron de los más afectados por el confinamiento social y el cierre de actividades derivado de la pandemia de Covid-19.

De acuerdo con el Banco de México (BdeM), el tipo de cambio acumuló una depreciación de 22.5 por ciento en los primeros seis meses del año, desplome no visto desde que hay registros, es decir, 2006. La caída más grande fue de 12.5 por ciento en 2017.

En lo que se refiere a la BMV, su principal indicador, el S&P/BMV IPC, registró una pérdida en su valor de 15.8 por ciento durante el primer semestre, reducción para un mismo periodo sólo superada por el 17.7 por ciento de 1998.

En cuanto al precio del petróleo, la mezcla mexicana reporta una disminución de 14.82 por ciento entre enero y junio de 2020. En abril de este año el crudo nacional hizo historia al reportar un valor de menos 2.3 dólares por barril. Es decir, había que pagar para venderlo.

El profundo deterioro de esos indicadores, opinó Sofía Santoscoy, analista bursátil y económica de Bursamétrica, son producto de la afectación global por la pandemia; sin embargo, también reflejan la debilidad de la economía nacional, la cual se venía arrastrando desde el año pasado.

Desde 2019 la economía mexicana ya contaba con un importante rezago y se esperaba que siguiera ese camino durante 2020. No obstante, con la situación del nuevo coronavirus, este panorama se tornó todavía más sombrío, derivado de las medidas de aislamiento físico y el cierre de actividades en México y el resto del mundo.

Las afectaciones fueron de tal grado que, desde el máximo de 45 mil 955 unidades que alcanzó la BMV a principios de año, llegó a caer hasta 30 por ciento para ubicarse en 32 mil 500 puntos. Es decir, la pandemia provocó que el mercado bursátil mexicano perdiera un tercio de su valor.

Lo anterior fue consecuencia del desplome de acciones de varias empresas, principalmente de los sectores aéreo, turístico, financiero y consumo no básico.

En lo que se refiere al tipo de cambio interbancario, éste llegó a perder 30 por ciento de su valor frente al dólar. De hecho, se depreció a un mínimo sin precedente de 25.13 unidades por billete verde.

A todo lo anterior se sumaron los conflictos petroleros, que llevaron a los principales productores mundiales a acordar recortes en la extracción, dado que ante el confinamiento, derivado de la pandemia, la demanda de petróleo se había desplomado. Lo anterior llevó a que el energético, por vez primera en la historia, se ofertara a precios negativos.

Para Gabriela Siller, economista jefe de Banco Base, el semestre estuvo marcado por los datos históricos de la segunda mitad, impactada severamente por el coronavirus, pandemia que obligó a la mayoría de los países a implementar medidas de confinamiento para atenuar el número de muertes.

La mayoría de los países, dijo, iniciaron medidas de política económica expansiva, mientras México sorprendió por la negativa a instrumentar medidas de política fiscal contracíclica. El gobierno se inclinó por un plan de reactivación basado en una reorientación del gasto público y créditos de 25 mil pesos a micro, pequeñas y medianas empresas, lo que acentuó la percepción de riesgo.