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irva el estreno en línea de la comedia Cuesta abajo, de Nat Faxon y Jim Rash, para evidenciar de nuevo la abismal diferencia entre el cine hollywoodense y el europeo. Derivada de la película sueca Fuerza mayor (2014), de Ruben Östlund, –no se trata de un remake, insisten los responsables– Cuesta abajo parte de la misma premisa inicial: de vacaciones en los Alpes austriacos, la familia gringa integrada por Billie (Julia Louis-Dreyfus), Pete (Will Ferrell) y sus hijos (Julian Grey, Ammond Jacob Ford) se encuentra desayunando en una terraza con vista a las montañas nevadas, cuando una explosión provoca una aparatosa avalancha.

No sabiendo que es una avalancha controlada para limpiar las pistas de esquiar, los turistas entran en pánico. En particular, Pete sale corriendo como conejo, dejando atrás a su esposa e hijos. Nadie habla del incidente al principio. Pero la expresión en el rostro de Billie indica que el rencor y el resentimiento irán acumulándose en los días siguientes.

Hasta ahí, el derivado hollywoodense es idéntico a su modelo original. Pero es en el tratamiento de las tensiones familiares donde Cuesta abajo se desbarranca, al optar por la gracejada superficial e ineficaz, en lugar de la mirada introspectiva y cruel de Östlund. Dado que Louis-Dreyfus funge también como productora, mucho énfasis se le ha puesto al personaje de Billie. Y la actriz es lo suficientemente hábil para sugerir, en su desencantada interpretación, que los rencores vienen de mucho tiempo atrás y no sólo en el incidente de la avalancha. Pero también incluye secuencias totalmente gratuitas como aquella en que la mujer res-ponde a las insinuaciones del guapo instructor de esquí italiano (Giulio Berruti) con una actitud retadora.

En cambio, Ferrell, que es un funcional payasote en comedias de trazo grueso, es incapaz de sugerir el derrumbe del ego masculino que sus acciones le representan. Si su personaje ha hecho el oso de su vida al abandonar a su familia en un momento de supuesto peligro, el actor no logra explorar las dimen-siones de su fracaso como paterfamilias. (Por supuesto, la película hollywoodense evita la secuencia crucial de Fuerza mayor en la que el padre se quiebra totalmente y llora en un pasillo del hotel alpino, a la vista de los empleados).

El problema no es sólo la actuación chata de Ferrell, sino la incapacidad de los realizadores Faxon y Rash por darle un tono coherente a su material. Más enfocados a la comedia de la pena ajena que al incisivo estudio de personajes en tono de humor negro de Östlund, los directores se dan rienda suelta en momentos como cuando Pete y su compañero de trabajo Zach (Zach Woods) creen erróneamente que unas turistas los están ligando, o cuando Pete, en comple-to estado de ebriedad, intenta bailar en una discoteca.

En Cuesta abajo las diferencias entre Hollywood y Europa son tan visibles que se podría hacer una tesis sobre las mismas. Es el chiste fácil en lugar de la exploración de la sique, la obviedad en lugar de la ambigüedad, la resolución convencional en lugar de un final abierto lleno de implicaciones. Los cinéfilos interesados harían bien en buscar Fuerza mayor, si no la han visto, y obviar Cuesta abajo, que se exhibe en Apple TV y Cinépolis Klic.

Cuesta abajo

( Downhill)

D: Nat Faxon, Jim Rash/ G: Jesse Armstrong y Nat Faxon, Jim Rash/ F. en C: Danny Cohen/ M: Volker Bertelmann/ Ed: Pamela Martin, David Rennie/ Con: Julia Louis-Dreyfus, Will Ferrell, Zach Woods, Zoe Chao, Miranda Otto/ P: Filmhaus Films, Likely Story, Searchlight Pictures. EU, 2020.

Twitter: @walyder