Mexicali, BC., Deudos y amigos de María recorrieron con el ataúd las principales calles de esta ciudad y hasta recibió la bendición católica. El siguiente paso era inhumarla, pero en el panteón, ya con la fosa abierta, nos dimos cuenta de que no estaba su cuerpo, narró Guadalupe, nieta de la mujer, fallecida por Covid-19.

De 76 años de edad, María fue internada primero en el hospital general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Gobierno y Municipios del Estado de Baja California, pero en la primera semana de junio la trasladaron al hospital general de la capital de Baja California, donde falleció.

Los parientes contrataron los servicios de la funeraria San José, ubicada en la colonia Industrial, para que recogiera el cuerpo en el nosocomio, lo prepararan y lo llevaran al panteón Sonora, en Mexicali.

La mañana de este martes, momentos antes de la inhumación, los familiares se dieron cuenta de que los enterradores manipulaban el féretro de madera con facilidad. Entonces decidieron romper el protocolo y los sellos para abrir la caja y constataron sus sospechas: estaba vacía.

Su nieta Guadalupe narró que la familia reclamó a la funeraria y cinco horas después, a las tres de la tarde, empleados llegaron al camposanto con el cadáver de María envuelto en una bolsa de plástico y procedieron a la inhumación.

La parentela aún espera una explicación de las autoridades sanitarias de Baja California y de la funeraria.