La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha estado sujeta a una competencia desleal de las empresas privadas, que desde el sexenio de Vicente Fox, en los hechos, reciben un subsidio por el respaldo del servicio a que está obligada a ofrecer y cubrir, con cargo a su presupuesto, la empresa productiva del Estado, y que han implicado, sólo por ese concepto, pérdidas por unos 160 mil millones de pesos.

La CFE sufre discriminación frente a los productores privados de electricidad que, según los contratos firmados desde 2000, tienen prioridad de ofrecer el servicio y se han quedado con los grandes clientes; de continuar con la misma política de privatización de la industria, al final del actual sexenio la empresa se habría quedado sólo con 25 por ciento del mercado nacional, concluye un amplio estudio de la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, Dolores Padierna Luna, de Morena.

Explicó que la fuerte contracción en la demanda de electricidad, asociada a las medidas contra la pandemia, afectaron los ingresos de la CFE y que, en ese contexto, el gobierno federal decidió suspender la conexión de nuevas centrales eólicas y solares a la red eléctrica.

Esto es, expuso, se suspende temporalmente la regulación asimétrica que aplicó el gobierno de Enrique Peña Nieto, que buscó frenar, limitar y diluir a la CFE, en beneficio de sus competidores privados.

El despacho de energía al sistema eléctrico nacional se realiza mediante la figura de orden de mérito, lo que permite que a la red entre primero la electricidad generada por las centrales no despachables, por ejemplo Laguna Verde, centrales hidráulicas, geotérmicas, eólicas y solares; las de productores independientes y privados que tienen contratos con grandes consumidores y las privadas de autoabastecedores locales o remotos.Luego, entran a la red las centrales despachables con bajos costos de generación y al final las centrales más caras del sistema.

Padierna señala que, con la disminución de la actividad económica, la demanda eléctrica se contrajo, y el peso relativo de las centrales no despachables –mayoritariamente privadas– ha crecido. El resultado es que los generadores privados están pasando la crisis en mejores condiciones que la CFE.