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Economía moral

Dos importantes ensayos para entendery pensar la pandemia..., y lo que sigue

D

ice Ignacio Ramonet, (destacado entrevistador, historiador, escritor y analista político español, crítico del neoliberalismo, director durante muchos años de Le Monde Diplomatique) en su ensayo La pandemia y el sistema mundo (disponible en http://www.jornada.com.mx/ultimas/ ante-lo-desconocido-la-pandemia-y -el-sistema-mundo-7878.html), que la pandemia del Covid-19 es un hecho social total que convulsa el conjunto de las relaciones sociales y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores. Se trata de un extenso y muy documentado ensayo, en mi opinión fundamental para entender la pandemia que nos azota. Está lleno de frases profundas, como: “Estamos padeciendo el famoso ‘efecto mariposa’: alguien, al otro lado del mundo se come un extraño animal y tres meses después media humanidad se encuentra en cuarentena”, El planeta descubre, estupefacto, que no hay comandante a bordo, “Lo que parecía distópico y propio de dictaduras de ciencia ficción se ha vuelto ‘normal’. Se multa a la gente por salir de su casa. Aceptamos que nuestro móvil (celular) nos vigile y nos denuncie a las autoridades” y “Con el planeta en modo pausa el medio ambiente ha tenido un respiro”. Acuña el término, políticas austeritarias que podría modificarse para hablar de gobiernos austeritarios. Además, su ensayo es muy rico en análisis concretos de los que pueden derivar, para quien quiera ver, recomendaciones importantes de política: “Lo que distingue específicamente al SARS-CoV-2 de otros virus asesinos es precisamente su estrategia de irradación silenciosa. O sea, su capacidad de propagarse sin levantar sospechas, ni siquiera en su propia víctima durante los primeros días en los que la persona infectada no presenta ningún síntoma de la enfermedad silenciosa. Desde ese momento, ya esa persona –que no siente nada– se convierte en una potente bomba y empieza a diseminar masivamente en su entorno, simplemente al hablar o respirar, el virus letal”. Para hacer audible tal irradación se necesitan pruebas masivas a personas asintomáticas, como lo han hecho los países que han controlado exitosamente la pandemia (Corea del Sur, Singapur, Taiwán). Al respecto, Ramonet señala que un grupo de investigadores en la Universidad de Oxford demostró que hasta la mitad de los contagios se debe a individuos no diagnosticados y sin síntomas aparentes. Ramonet aborda en detalle otros temas que requerirían más espacio (menciono sólo algunos): se trata de una crónica de una pandemia largamente anunciada; el cambio climático; las tecnologías cibernéticas, con aplicaciones a los celulares, que se han aplicado en Corea del Sur, China, Taiwán, Singapur, donde prevalece un coronóptikon (aludiendo al panopticón, cárcel ultravigilada por unos pocos guardias que lo ven todo); la discriminación de los viejos a los que se deja morir cuando no hay respiradores para todos; la experiencia previa de algunos países asiáticos con epidemias similares; la desinformación masiva, las perspectivas de un capitalismo digital. Para advertirnos del riesgo que el mundo post-Covid-19 pueda ser aún más de derecha, recuerda que la gripe de Kansas (mal llamada gripe española) mató, entre enero de 1918 y diciembre de 1920 a 50 millones de personas en todo el planeta; después vinieron los felices años veinte, por un lado, y por el otro la llegada del fascismo al poder en Italia.

Otro escrito fundamental es el de Enrique Leff A cada quien su virus. La pregunta por la vida y el porvenir de una democracia viral en HALAC (Historia Ambiental Latinoamericana y Caribeña) en número dedicado a los 50 años del Día de la Tierra. (disponible en https://www.halacsolcha.org/index.php/ halac/announcement/view/19) Empieza aludiendo al gran poema Muerte sin fin de José Gorostiza: “Las convocatorias a debatir la crisis sistémica de la humanidad se tiñeron de signos letales y tonos apocalípticos. La muerte sin fin revive el fin de la historia”:

“Hoy el mundo atraviesa por la mayor crisis sistémica de la historia. Es la conjunción sinérgica de todas las crisis: económica y financiera; ecológica, ambiental, climática y epidemiológica; ontológica, moral y existencial. La crisis civilizatoria de la humanidad expresa de manera virulenta su olvido de la vida… El régimen del capital que ha desencadenado la degradación entrópica y el cambio climático del planeta se ha venido asociando de maneras enigmáticas, pero cada vez más evidentes, con la ‘liberación’, mutación y transmisión de los virus al invadir y trastocar el comportamiento de los ecosistemas, alterando la resiliencia, el metabolismo y el ‘sistema inmunológico’ propio de la biosfera… La visión desde la razón instaurada no sólo es miope: su estrabismo nace de su dificultad de distinguir el objeto de fondo, la vida, cuando su mirada está enfocada hacia la economía, cuando tiene en la mira la ganancia como la razón de su existencia. La relación entre la economía y la vida no la resuelve ecuación o algoritmo alguno. Tampoco los mecanismos ciegos del mercado… Contamos con la vida y cantamos a la vida. Si la pulsión de vida es desmesura, la vida no se deja acotar por medida alguna… el mundo se ahoga y ahorca en un nudo gordiano del Logos y del Inconsciente; se pierde en los callejones sin salida de los laberintos de la vida… El virus ha penetrado el cuerpo humano por los ojos con los que vemos, la nariz y la boca por las que respiramos hasta ahogar nuestros pulmones. Pero no podemos culpar a la naturaleza…”

Más adelante Leff señala que el nuevo coronavirus ha sorprendido a la humanidad y que lo menos que podríamos hacer es empezar a hacer las preguntas esenciales y fundamentales. Señala que escribe en días del Pesaj (la fiesta que conmemora la liberación del pueblo judío de la esclavitud en Egipto) y establece dos conexiones fundamentales con nuestro momento: por un lado, las 10 plagas que Jehová envía a los egipcios para doblegar la voluntad del faraón y que deje salir al pueblo judío; por otro y más fundamental, que Leff destaca, en la cena del Pesaj, la que celebró Jesús de Nazaret el Jueves Santo, el niño de menor edad pregunta ¿por qué es diferente esta noche de todas las demás? Comenta que la pregunta del Pesaj es no sólo para no olvidar el principio de la libertad como fundamento esencial de la vida humana (recordando el acontecimiento histórico), sino porque preguntar es el acto fundamental para emanciparse de la ignorancia, del desconocimiento y que hoy, al lavarnos las manos, al colocarnos el cubrebocas, al practicar el aislamiento social, no sólo tenemos que preguntarnos ¿por qué es este virus diferente de todos los demás?, sino pensar cómo construir un mundo diferente a los mundos anteriores. “El virus –añade– es portador de la pregunta por la vida”

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