En tres ocasiones el gobierno federal cambió de opinión respecto del regreso de actividades esenciales que no se consideraron en el arranque de la contingencia sanitaria en México.

Tras el cambio de opinión un día y otro no, la construcción, la minería y la manufactura de vehículos y autopartes podrán operar a partir de este 18 de mayo y no hasta el 1º de junio, cuando –hasta ahora– se prevé que termine la jornada de sana distancia.

Sin embargo, ninguna de estas actividades, como la automotriz, implicó una mayor presión del gobierno de Estados Unidos para comenzar a operar.

Las plantas maquiladoras de ese país requieren 40 por ciento de autopartes que se fabrican en México para ­funcionar.

Dicha presión, que en las últimas tres semanas impulsó Estados Unidos, no sólo responde a la necesidad de poner a operar las cadenas globales de valor, también gira en gran medida sobre el componente político: las elecciones presidenciales de este año en ese país, explicó en entrevista Eduardo Mendoza Cota, director del Departamento de Estudios Económicos de El Colegio de la Frontera Norte.

Hay una situación política muy clara en Estados Unidos, y cuando los gobiernos enfrentan crisis muy severas difícilmente pueden resarcir esa situación. Estados Unidos está queriendo reactivar la economía, pero también está pensando en la próxima elección que se viene al final del año. No es sólo para que se reabra la economía mundial, es reabrir para que el producto interno bruto de ese país no quede tan mal. Por intereses políticos, detalló en entrevista.

Sin embargo, subrayó el investigador, la industria maquiladora y la manufactura de exportación también tienen un componente relevante del lado mexicano. Integran una de las actividades económicas más importantes de México, particularmente en la frontera norte, donde poco más de 60 por cien­to de la producción de exportación se da en esas entidades.

Con una previsión de que el comercio global caiga entre 13 y 30 por ciento, la industria automotriz se advierte como una de las más afectadas por el cierre de fronteras. Son partes que se van, regresan y vuelven a enviar y, por ende, es necesario que la producción esté de alguna manera sincronizada, explicó.