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Jugadores deberán contener la euforia ante restricciones en festejos
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de mayo de 2020, p. a10

París. Con la reanudación el sábado de la Liga de Alemania, grandes figuras de este deporte tendrán que frenar sus impulsos, dejar de abrazarse o de estrecharse la mano, por los estrictos protocolos sanitarios contra el coronavirus. El reto estará en cómo canalizar las emociones en pleno partido.

Son como actores que necesitan una persona que les apunte las líneas, se han quedado en el texto viejo y ha sido cambiado. Tienen que aprenderse un nuevo guion, explicó el sicólogo del deporte Makis Chamalidis.

Ante la pandemia del coronavirus, la Bundesliga rediseñó la temporada alrededor de un protocolo sanitario estricto, de 51 páginas, que ha permitido obtener la autorización de las autoridades políticas. Los jugadores de la liga alemana no encontrarán el sábado el escenario tal y como lo dejaron en marzo, cuando el Covid-19 detuvo el deporte mundial.

No habrá público en la grada, los futbolistas no se podrán estrechar la mano, se han pedido celebraciones de gol no efusivas y que los contactos físicos se reduzcan al mínimo posible. En los banquillos, cuerpo técnico y suplentes llevarán mascarillas.

Todas las nuevas normas acotan muchísimo la libre expresión de los futbolistas en momentos de gran excitación. ¡Es como jugar ante un equipo de otro planeta! Todo es nuevo y puede provocar ansiedad, señaló el coach mental Manuel Dupuis, quien trabaja con jugadores de Alemania y Bélgica.

La puesta en marcha del Protokoll en Alemania puede parecer contradictoria con el deporte de competición, en el que se enseña a los jugadores a dejarse llevar, puede constituir una distracción y no ser bueno para la concentración, apuntó.

Preparación, ese es el concepto clave. Los equipos han visto su día a día cambiar con esa crisis sanitaria, con un confinamiento en un primer lugar y luego la reanudación de los entrenamientos con medidas de protección.

Se rompen códigos de hace décadas

Se rompen los códigos que se han establecido desde hace décadas, estimó Philippe Hinschberger, entrenador del Grenoble, de la Segunda División francesa. Al principio era extraño, aceptó el mediocampista francés del Friburgo, Jonathan Schmid, ante las prohibiciones de ducharse en el centro de entrenamiento o de ejercitarse en grupo con otros compañeros.

Pero es importante adaptarse rápido a las nuevas circunstancias. Los clubes no tienen tiempo que perder. Hay que reducir el lapso de sorpresa, por una especie de anticipación. Los equipos que primero se adapten tendrán ventaja, aseguró.

Los jugadores que necesitan referencias, rituales muy precisos, van a estar más desestabilizados. Los que sean más intuitivos, menos, estimó Manuel Dupuis. Pero una vez que se está dentro, que las endorfinas se liberan, creo que el deseo de jugar lo superará todo.

La pasión seguirá presente en el futbol, aunque tenga que buscar alternativas. ¡La emoción no ha muerto! Se pueden generar con una actitud brillante, destacó Denis Roch, ex entrenador del Amiens y ahora coach mental.

Para celebrar un gol, pese a las restricciones, los jugadores harán coreografías, gestos o cosas sorprendentes imaginativas, que les permitirán salir de sus reflejos habituales, añadió.

En Corea del Sur, donde la liga de futbol comenzó el pasado fin de semana, los autores de los goles crearon un gesto con el dedo pulgar levantado, como símbolo de apoyo al personal sanitario.