Lunes 4 de mayo de 2020, p. 6
El cineasta Danny Boyle condujo por nuevos derroteros a uno de los grandes clásicos de la literatura de terror, Frankenstein, de Mary Shelley, en el montaje que dirigió para el Royal National Theatre de Londres en 2011.
Ahora, para confortar esta contigencia global por el nuevo coronavirus, esa prestigiada compañía teatral ha puesto a disposición del público del mundo, de manera gratuita, la versión filmada en vivo de ese histórico montaje en su canal de YouTube, desde el 30 de abril hasta el 8 de mayo.
Una producción fastuosa protagonizada por los reconocidos actores Jonny Lee Miller y Benedict Cumberbatch, quienes en un interesante ejercicio actoral alternaron a lo largo de la temporada en los papeles de Victor Frankenstein y su criatura. Ambas versiones se encuentran disponibles en dicha plataforma digital hasta la fecha mencionada ( https://youtu.be/tl8jxNrtceQ y https://youtu.be/dI88grIRAnY ).
Antes de comenzar la función, el Royal National Theatre de Londres destaca que el teatro y el arte son una fuerza positiva para nuestra comunidad en tiempos turbulentos
, y solicita considerar hacer un donativo de 10 o 20 libras esterlinas para mantener esta sensacional industria
.
La de Danny Boyle (Trainspotting y Quisiera ser millonario) es una propuesta escénica marcada por los contrastes. Por un lado, un empleo exacerbado de recursos escénicos y escenográficos y, por otro, en lo dramático, una visión intimista y hasta sicológica de las escenas y las acciones.
Dramas íntimo y sicológico
El terror no está en el monstruo ni en tratar de jugar a ser Dios, sino en la honda soledad y pesadumbre de dos almas que nunca lograrán saber qué es el amor, acaso es una de las lecturas que pueden darse a este trabajo escénico.
¿Quién es más cruel? ¿Aquél que desafía las leyes naturales a partir de la arrogancia científica o aquel ser dejado a la deriva a quien todos repulsan y se torna malvado para lograr un propósito que pareciera válido? ¿Quién es al final la víctima y quién el victimario?
Con dos horas de duración, la historia se apega a la original de la novela, si bien hace hincapié en el drama íntimo y sicológico de los personajes protagonistas, lo cual permite que Jonny Lee Miller y Benedict Cumberbatch se enfrasquen en un duelo histriónico.
La puesta dispone de vistosos elementos y recursos teatrales, a partir de un monumental candil integrado por cientos de bombillas de diferentes dimensiones que pende del techo de la sala y un escenario circular y giratorio, así como rampas móviles que se desplazan de un punto a otro, tanto vertical como horizontalmente. Esto posibilita el cambio de escenas y escenografías en unos cuantos segundos.
Las acciones saltan así de oscuro laboratorio a las vías de un ferrocarril, con todo y máquina; a la alegre intimidad de una residencia aristocrática, la tranquilidad de un lago, los verdes riscos de las montaña, y de una rústica casa de un poblado cualquiera a la cubierta de un buque en zonas glaciares.
Otros puntos destacables son el vestuario y los peinados, apegados a la moda occidental de principios del siglo XIX, amén de los cuidados diseños de iluminación y sonoro. Aunque es muy evidente la temporalidad de la historia, ciertos momentos tienen una atmósfera de futurismo apocalíptico.
De acuerdo con el Royal National Theatre de Londres, esta emocionante producción, con entradas agotadas, se convirtió en una sensación internacional, experimentada por más de 800 mil personas en cines de todo el planeta
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