Viernes 17 de abril de 2020, p. 29
Santiago. Las protestas, la ira contra la falta de programas sociales y la represión policial sacudían a Chile hace seis meses, pero la pandemia del Covd-19 dejó en suspenso la confrontación y envalentonó, por ahora, al presidente más impopular en 30 años de democracia.
Hace un mes las protestas en las calles no cedían y el país vivía su peor crisis social. Sumaba a esta incertidumbre una amplia desconfianza en el presidente Sebastián Piñera y en todas las instituciones.
Pero la pandemia irrumpió y vació el epicentro de las manifestaciones en Santiago y otras ciudades.
Al frente de una emergencia sanitaria que ha dejado casi 100 muertos y más de 8 mil contagiados, Piñera ha tomado nuevos bríos. Y las encuestan lo reflejan. Subió de menos de 8 por ciento de aprobación en enero, a 20 por ciento en las últimas semanas.
Estamos como en un paréntesis y existe la posibilidad de que luego las cosas vuelvan a una situación similar a la de antes del estallido
, advirtió Juan Pablo Luna, profesor del Instituto de Ciencia Política y Escuela de Gobierno de la Universidad Católica de Chile.
La ineludible caída económica por la pandemia llevó el miércoles al FMI a advertir que algunos países como Chile, Ecuador o Francia siguen siendo vulnerables a que haya nuevas protestas, particularmente si las políticas para mitigar la crisis por el Covid-19 son percibidas como insuficientes o injustas, más orientadas hacia las grandes corporaciones que hacia las personas
.
La desigualdad en la sociedad chilena y su reclamo de un Estado más presente en salud, educación y pensiones, que desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) quedaron en manos privadas, podrían ponerse en evidencia por la pandemia.
A pesar del liderazgo mostrado, Piñera sigue en un escenario político muy frágil.
Veo muy difícil que el presidente pueda alguna vez ganarse la confianza de la mayoría
, sostuvo Zapata, quien suscribió el histórico acuerdo de noviembre para convocar a un plebiscito cuya finalidad es decidir el cambio de la Constitución heredada de la dictadura.
A Piñera, empresario multimillonario de 70 años, se le acusa de ser poco empático y ajeno a la realidad que viven las clases medias y pobres en un país con cifras macroeconómicas exitosas pero con salarios promedios bajos, alto costo de los servicios básicos y con un sistema educativo privado y muy caro.
Tras el estallido social, el mandatario pasó varias semanas considerándolo un problema de desorden público, mientras crecían las denuncias de excesos policiales y violaciones de derechos humanos.
En su intento por demostrar un nuevo impulso, el presidente dio otro paso en falso y volvió a arriesgar la aparente tranquilidad social que sembró el miedo al virus.
En plena cuarentena obligatoria, el viernes 3 de abril paró con sus autos oficiales en la Plaza Italia y se hizo tomar una foto en el ahora vacío epicentro de las protestas.
Creo que comete errores no forzados continuamente y es muy difícil que la gente recupere la confianza en el gobierno
, comentó Luna, convencido de que Piñera una vez más ha hecho una lectura errada de su recuperación en las encuestas.
El coronavirus obligó a aplazar hasta el 25 de octubre el plebiscito previsto para el 26 de abril.
Zapata ve dos escenarios posibles para el futuro: que la experiencia de haber vivido la pandemia le dé más fuerza al diálogo y la cooperación, permitiendo grandes acuerdos
.
Pero no hay que descartar que el empeoramiento económico, unido a la constatación de que la crisis sanitaria golpeó mucho más fuerte a los sectores pobres y excluidos, generen una vuelta aún más fuerte, e incluso más violenta, de la protesta social
, concluyó.