Viernes 17 de abril de 2020, p. 35
Para sobrevivir a la crisis derivada de la emergencia sanitaria, Iván decidió salir a las calles de la Ciudad de México a vender cubrebocas de tela, ya que el restaurante Emilio, especializado en cocina española, ubicado en Polanco, donde trabajaba de mesero desde hace cinco años, cerró sus puertas.
Ayer fue el primer día que Iván vendió cubrebocas de diferentes colores y diseños, para niños y adultos, y sin sentirse intimidado gritaba de a 10, de a 10, cubrebocas de a 10 pesitos
a las personas que pasaban, entraban o salían de las estaciones Etiopía del Metro y del Metrobús.
¿Pena? No, para nada. Pena es robar. Éste es un trabajo, porque la situación está dura
, dijo al mencionar que las pasadas tres semanas han sido difíciles no sólo por la falta de ingresos, sino por el encierro, además no tiene certeza de que una vez que termine la emergencia recuperará su empleo de mesero en el restaurante Emilio, ubicado en la avenida Emilio Castelar, en las inmediaciones del parque Lincoln.
Acompañado de su mamá y su esposa, quienes se dedicaban sólo al hogar antes de la contingencia sanitaria por el virus SARS-CoV-2, ahora los tres venden los cubrebocas que, dicen, son lavables, y guardaron en bolsitas de plástico acomodadas en un gancho de ropa.
Para su venta, los tres realizaron un viaje de más de una hora porque residen en el municipio mexiquense de Chalco, donde las oportunidades para conseguir un empleo o vender en la vía pública son más complicadas
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Sin embargo, un sujeto que dijo ser de la alcaldía Benito Juárez, sin identificarse, les dijo que tenían que retirarse porque no se permite el ambulantaje
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