Madrid. El presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, auguró más sacrificios a la ciudadanía española en los próximos meses, en los que continuarán los estados de alerta, los confinamientos severos y el enclaustramiento obligatorio para intentar parar la pandemia, lo que implica que la cuarentena se extiende más allá de abril.

España, que sólo representa 0.6 por ciento de la población mundial tiene más de 20 por ciento de las muertes por el Covid-19. Es decir, 11 mil 947 personas, unos 800 más que hace sólo un día, además de que los contagios no paran de crecer, pues ayer hubo 7 mil, hasta sumar 126 mil 168.

A pesar de los mensajes de aliento de los responsables públicos y el ímpetu del personal sanitario para mantener alta la moral y el ánimo, los datos y la realidad constatan la dureza de esta pandemia. Por sexto día consecutivo hubo alrededor de 800 muertos en 24 horas, y en los pasados 10 días se han contagiado, según fuentes oficiales, casi 70 mil personas.

La pandemia se extiende por el territorio arrasando las grandes metrópolis del país como Madrid y Barcelona, pero también en los pequeños pueblos olvidados de las zonas rurales, como las pequeñas localidades de Castilla-La Mancha, a diario hay pedidos de auxilio para atender a los enfermos y sepultar a sus muertos, que se van acumulando en fríos almacenes mortuorios.

El presidente del gobierno español volvió a lanzar un mensaje a la nación, como en los pasados tres sábados, desde su residencia oficial y con un discurso parecido a los anteriores. En esta ocasión reconoció que vendrán más días de sacrificios y sufrimiento y que prevé no sólo prolongar 15 días más el estado de alarma, es decir, hasta el 26 de abril, y adelantó que más allá de ese día habrá seguramente más medidas de excepción.

A finales de abril no habrá acabado todo. Vamos a tener sucesivos estados de alarma. Es un sacrificio enorme, pero es necesario para vencer al virus.

Sánchez ha visto cómo en su propia casa se ha ido propagando el virus, primero con su esposa, Begoña Gómez, y después con su madre y su suegra. En el gobierno contrajeron el virus la vicepresidenta, Carmen Calvo, y dos ministras, además del principal epidemiólogo del gobierno, el doctor Fernando Simón.