Viernes 27 de marzo de 2020, p. 5
Ante la incertidumbre en el país debido al Covid-19, artistas independientes explican a La Jornada el impacto en su trabajo por el cierre de teatros y cancelaciones de actos, así como la necesidad de reinventarse con propuestas en las plataformas digitales para sobrellevar la emergencia sanitaria.
Sin saber cuándo retornarán a su actividad, algunos creadores consideran que ‘‘como toda crisis, esta pausa ha provocado una nueva forma de vincularnos y de crear”, pero también confirma las condiciones precarias de trabajo de los artistas independientes.
Cecilia Appleton, fundadora y directora de Contradanza, opina que el tema de los grupos independientes y autogestivos es muy complejo porque ‘‘trabajan siempre en el día a día y comprendemos que primero están la vida y la salud, pero ahora además de los proyectos debemos apoyar a los integrantes de la compañía y será desde el monedero personal”.
Los artistas, apunta, deben mantenerse física y mentalmente bien. ‘‘Es algo que está en nosotros, en nuestra naturaleza; estar conectados con el movimiento y eso estamos haciendo de manera individual y también pensando en cómo mantener nuestra economía.
‘‘Creo que la pandemia del coronavirus ha sacado a la luz cómo muchos de los trabajadores de este país viven el día a día.”
En estos momentos de contingencia, en su cuenta de Facebook Contradanza invita a diferentes artistas para que presenten videos de su trabajo.
Solidaridad comunitaria
El coreógrafo y pianista Duane Cochran refiere que la situación de los artistas es terrible. En su caso por el cierre de teatros le cancelaron presentaciones con su compañía de danza Aksenti, programadas para abril y junio, recitales y conferencias.
‘‘Tenía una temporada con Aksenti que en 2021 cumplirá 30 años, en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, y se pospuso.”
A Cochran le preocupa que después se use la contingencia sanitaria como pretexto para ‘‘reducir más la cultura”.
Andrea Peláez, una de las fundadoras de la compañía Cirko de Mente, que canceló no sólo funciones, sino también cursos, explica que tomaron esa decisión en solidaridad comunitaria para evitar la propagación de Covid-19, pero están conscientes de que eso implica ‘‘una grave crisis al detener totalmente el flujo de ingresos para los artistas y maestros”.
Indicó que la contingencia afecta el trabajo de 20 artistas, 18 profesores y unas ocho compañías que tenían programadas funciones en el foro de la Karpa de Mente. ‘‘Planeamos nuevas maneras de generar actos poéticos para transmitirlos en línea y que permitan recaudar recursos. En la red de espacios independientes se analiza la idea de generar un bono o pasaporte para que el público pueda comprar ahora y ver después el espectáculo.”