AMLO: se acabaron los rescates // Bolsonaro, ídolo del gran capital
a cúpula empresarial mexicana estaría loca de contenta con un presidente fascista como el que tienen en Brasil, porque, ni tardo ni perezoso, Jair Bolsonaro publicó un decreto por medio del cual autoriza a la empresa privada a suspender
el contrato con sus trabajadores y dejar de pagarles hasta por cuatro meses
, con el fin, según dijo, de enfrentar los efectos económicos
de la pandemia y preservar los empleos
.
Sin embargo, dicho decreto, publicado el pasado domingo por la noche (hasta el palacio de Planalto, en Brasilia, se escucharon los aplausos de empresas como la mexicana Alsea, que pretende hacer lo mismo que Bolsonaro), tenía un problema de origen: para su puesta en práctica debía contar con la aprobación del Congreso brasileño en un plazo no mayor a 120 días, y ante lo que se adelantaba como un rotundo rechazo del órgano legislativo, el mandatario fascista reculó ayer mismo.
Pero Bolsonaro es de los que cree que, en automático, todo el costo de la crisis sanitaria y económica debe trasladarse a los jodidos, tal cual lo hizo la cúpula empresarial mexicana –con sus seis gobiernos neoliberales– a lo largo de las múltiples crisis registradas en nuestro país en las últimas cuatro décadas, mientras ella con generosidad se servía del erario.
De hecho, por estos días ya se escucha el grito de la cúpula empresarial mexicana –siempre con el chantaje de la pérdida de empleos– para que el gobierno federal le condone ISR, le devuelva impuestos (IVA), le deje de cobrar esto y aquello, le otorgue estímulos fiscales para aminorar y contener el impacto negativo que pueda ocasionar la emergencia sanitaria por el Covid-19 a las finanzas nacionales
, y de pilón tenga acceso a créditos de Nacional Financiera y Banco Nacional de Comercio Exterior
(Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex) y mucho más, al tiempo que avala lo que pretende poner en marcha el consorcio chatarrero Alsea.
Los seis gobiernos neoliberales acostumbraron –no de gratis, desde luego– a la cúpula empresarial a que de todas siempre ganara todas, con o sin crisis, y de ello dan cuenta, por ejemplo, los multimillonarios rescates
–vía banca de desarrollo– con los que grandes corporativos se beneficiaron en tiempos de la sacudida de 2008-2009 (económica y sanitaria, esta última por la influenza). Y exige más.
De aquellos tiempos rescato una denuncia de senadores de dos partidos políticos, publicada en México SA: “el gobierno federal –de Felipe Calderón–, a través de Nacional Financiera y el Banco Nacional de Comercio Exterior, instrumentó (otro) Fobaproa empresarial. El total de este programa de ‘garantías bursátiles’ contempló 50 mil millones de pesos y hasta el momento lo único que se sabe es que 10 grandes empresas acudieron al esquema, entre ellas Coppel, con mil 491 millones de Bancomext; Cemex, mil 420 millones de Nafin; y Soriana, mil 50 millones de Bancomext.
También se conoce que se ha apoyado a ocho empresas por 14 mil millones: Vitro, mil millones de Bancomext, además de Comercial Mexicana, 3 mil millones de Nafin
(ambas instituciones públicas a cargo de un ex presidente de los banqueros privados y del consejo de administración de BBVA-Bancomer). También a Mexicana de Aviación (de Gastón Azcárraga, quien un año después quebró la aerolínea y dejó en la calle a 8 mil 500 trabajadores).
Pues bien, todo eso se acabó, y ayer, el presidente López Obrador dejó en claro, por si alguien tuviera dudas, que primero los más necesitados, y creo que esto lo comparten todos los mexicanos; ya nada de rescates al estilo del periodo neoliberal, que les daban a los bancos, a las grandes empresas. No, que ni estén pensando en que van a haber condonaciones de impuestos u otros mecanismos que se usaban antes. Si tenemos que rescatar, ¿a quién hay que rescatar? A los pobres. Por el bien de todos, primero los pobres. Entonces, eso es
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Las rebanadas del pastel
Entonces, ¿qué tal una foto de Jair Bolsonaro –sin costo y a todo color– para las oficinas de la cúpula empresarial?