Madrid. Los hospitales españoles, sobre todo en Madrid y Cataluña, están colapsados, con los profesionales de la sanidad luchando, en ocasiones sin medios básicos, contra la pandemia del Covid-19, que continúa su propagación sin control.

En 24 horas el número de infectados aumentó en 3 mil 500, para un total de 17 mil 800, y los fallecidos son 808; de ellos, 210 de martes a miércoles, incluida la primera enfermera del País Vasco, que tenía 52 años. El Ministerio de Sanidad contrató de urgencia a 50 mil sanitarios jubilados y jóvenes recién graduados.

Ante la emergencia se recurre a inmuebles y profesionales de salud del sector privado. Incluso a hoteles que se convierten de un día a otro en hospitales improvisados donde se interna sobre todo a los infectados con síntomas leves de la enfermedad.

El principal problema está en Madrid y Cataluña, en concreto en las unidades de cuidados intensivos (UCI), ya que no hay recursos suficientes para atender de golpe a tantos enfermos críticos con necesidades médicas complejas, como el respirador asistido, el cubículo individual para evitar contagios y atención profesional personalizada para mantener al enfermo con los signos vitales activos.

Ahí está también el peor de los dramas, donde muere una persona cada 16 minutos y en los grandes hospitales públicos, que cuentan con más recursos, personal y medios, la situación es desesperada. Hay testimonios de enfermeros y médicos que advierten que se están quedando con recursos mínimos de prevención, como mascarillas o guantes, y que ante la falta de respiradores y medios para atender a todos los pacientes críticos se tiene que elegir a quién se le suministran para que sigan con vida.

En la capital hay 6 mil 777 infectados y 498 fallecidos. Se calcula que 40 por ciento de los enfermos tienen que ser hospitalizados.

En varias comunidades autónomas, como Andalucía, Madrid, Cataluña y el País Vasco, se criticó la estrategia del presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, de ordenar a la Guardia Civil y a la policía incautar el material sanitario de las fábricas, que al parecer lo tienen resguardado y no lo han liberado aún a los hospitales que lo necesitan.

Según Fernando Simón, del Ministerio de Sanidad, se trata de una estrategia para ver con qué medios se cuenta y así repartirlos donde más se necesitan.

Continuó el despliegue del ejército para labores humanitarias y sanitarias, en particular la desinfección de las infraestructuras del Estado, como aeropuertos en varias ciudades, entre ellas Barcelona. Un sector del independentismo recibió con profundo malestar la presencia de los soldados españoles.