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Frente al Covid-19, ¿qué significa cuidar en colectivo?

En entrevista con La Jornada, Alejandra Eme Vázquez, autora del libro Su cuerpo dejarán, sostiene que la emergencia sanitaria revela todo lo que falta atender en ese ámbito

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▲ Alejandra Eme Vázquez, captada en la librería de La Jornada (Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac), donde se puede adquirir su obra titulada Su cuerpo dejarán. Foto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Miércoles 18 de marzo de 2020, p. 3

En el libro Su cuerpo dejarán, la escritora Alejandra Eme Vázquez explora el trabajo de cuidados; ha impartido talleres en torno a pensar lo doméstico y sostiene que la emergencia sanitaria por el coronavirus ‘‘revela todo lo que no está atendido” en ese ámbito.

‘‘Todas las medidas públicas son confinar al hogar a las personas. Parece que eso resuelve, pero en realidad intensifica la ya triplicada jornada de muchas mujeres”, explica la autora en entrevista conLa Jornada.

‘‘En lo técnico, práctico y manual son trabajos designados para las mujeres. Por ejemplo, cierran las escuelas y quién está pensando en las actividades de las madres de familia, las abuelas y las cuidadoras remuneradas del hogar que también tienen a sus hijos e hijas en casa. El Estado no se está haciendo cargo de eso y lo peor es que no lo está viendo, ni siquiera es parte del discurso.

‘‘Las mamás ya están en pánico. No saben qué van a hacer. Las personas que trabajan en su casa también. Las personas que dependen de lo público. Sí, necesitamos hablar de eso.”

Alejandra Eme Vázquez (Ciudad de México, 1980) menciona que ‘‘hay trabajos que no podemos parar. Cuando escribí el libro decía que si me piden que pare y estoy siendo cuidadora de mi abuela, no lo voy a hacer. No puedo parar ni quiero porque es algo que hago para mi abuela y para las mujeres de mi familia.

‘‘Nosotras no estamos mal por hacer el trabajo de cuidados, sino que todo el sistema por hacerlo invisible a propósito. Todas las personas que no se dan cuenta de lo que está sosteniendo ese trabajo de cuidados, son las que urgentemente tienen que hacer cosas al respecto.”

La también tallerista añade: ‘‘Necesitamos tener otro vocabulario y otras dinámicas, y sentir qué significa cuidar en colectivo, que incluya no sólo a los hombres de los núcleos familiares, sino a los gobernantes y todas las personas que tienen a su cargo sistemas y estructuras, así como a jefes y patrones”.

Velo de invisibilidad voluntario

Alejandra Eme Vázquez destaca que lo doméstico se asocia con lo privado y se mantiene dentro de un compartimento diferente. ‘‘Necesitamos que deje de ocurrir ese velo de invisibilidad voluntario y provocada alrededor del espacio doméstico”.

Esto es imprescindible debido a que ‘‘la emergencia implica estándares mucho más altos en limpieza e higiene, trabajos que se asocian con las mujeres. Eso puede derivar en un recrudecimiento de la precariedad del cuidado y del hogar, porque se tienen que implementar mayores medidas de higiene corporal y doméstica”.

Destaca la pertinencia de reflexionar sobre ese tema en esta coyuntura. ‘‘El reconocimiento. Hay que hablar de programas, de remuneración. El Estado no se puede hacer cargo porque todo el vocabulario y los protocolos están hechos para que sólo se vea de las casas hacia afuera, pero hay infinidad de aparatos privados que podrían estar trabajando en favor de los y las ciudadanas”.

Revisar, no precarizar todavía más a las mujeres

Alejandra Eme Vázquez refiere que hay ‘‘algunas iniciativas para reconocer tanto en el discurso como en programas públicos emergentes el trabajo que hacen las cuidadoras en sus hogares, ya sea las remuneradas o no, las migrantes, las familiares. En algunos países ya existe remuneración económica o políticas públicas respecto de reconocer y asegurar el pago del tiempo de cuidados”.

Para la autora eso está vinculado al paro del pasado 9 de marzo, iniciativa impulsada con el fin de que ‘‘los interlocutores masculinos comiencen a darse cuenta de cómo se soporta el sistema a partir de los cuidados, porque es mucha energía emocional, afectiva y física’’.

Ante la situación, ‘‘tendría que haber planes emergentes que, por lo menos, puedan considerar todas las implicaciones. Por lo pronto hay que revisar, no precarizar todavía más a mujeres que ya lo están’’.

En ese camino, añade, ‘‘es cosa de preguntar a las expertas en labor de cuidados. Hay muchísimas que también por este sistema no se recurre a ellas. Están trabajando en esto de manera muy rigurosa desde hace mucho tiempo. No sé por qué no se ha convocado a una reunión con esas especialistas. Hay mucho diciéndose, necesitan escuchar”.