Para ser aceptadas, por estrategia se mimetizan con sus atacantes
Domingo 8 de marzo de 2020, p. 6
Desde que era una niña de siete años, Ana Paniagua descubrió los videojuegos y se apasionó con ellos, pero para formar parte de la comunidad virtual, ha tenido que lidiar con múltiples insultos sexistas cada vez que entra en plataformas multijugador. Es un ambiente tan tóxico para las mujeres, dice, que muchas se apartan... o se suman al acoso en contra de otras chicas para no ser molestadas por los hombres.
Es común que cuando estás en un juego y escuchan tu voz de mujer, sobre todo cuando te equivocas, tienden a criticarte y a juzgarte más que a un hombre, que puede cometer muchísimos errores durante la partida, pero a él no lo van a criticar igual
, cuenta la integrante de la colectiva Gamers Feministas.
Al participar en juegos como Overwatch, Destiny o Final Fantasy 14, Ana comenzó a encontrarse con comentarios como vete a la cocina
, manca
o hazme un sándwich
, además lidiar con usuarios que le piden fotos íntimas. Cuando ha exigido respeto a sus agresores, la respuesta es: así nos llevamos; así es la comunidad
.
Para ser aceptada
por los jugadores varones, señala Ana, es necesario que las mujeres sean muy guapas o tengan un cuerpo atractivo, pero si no es así, el acoso es parte de la cotidianidad, a tal punto que muchas gamers prefieren mimetizarse con sus atacantes.
“Si no tienes esas características físicas, entonces tienes que ser ‘un vato más’, o sea, debes acosar a otras morras. Para sentirte validada y que no te molesten, tienes que actuar como ellos y decir cosas como: ‘¡ja!, ¿qué haces aquí? Vete a la cocina’. Es bien complicado, las mujeres son hostigadas, pero terminan atacándose” entre sí, lamenta.
Reflejo del machismo real
Para las investigadoras Roli Varma y Adrienne Massanar, la violencia misógina en el mundo del entretenimiento digital surge en parte del hecho de que los videojuegos forman parte de una subcultura masculina, donde se suele ver a las mujeres como intrusas
, objeto sexual o como ambas.
Otro posible factor, explica Ana Paniagua, es que la virtualidad da protección
, con la pantalla de por medio, muchos hombres se animan a decir cosas que en persona les daría vergüenza expresar, pero sobre todo, el acoso es reflejo de toda una estructura patriarcal que valida y defiende a estos grupos
.
La filósofa Eurídice Cabañes, directora de la asociación cultural Arsgames, coincide en el diagnóstico: los videojuegos representan un universo simbólico que ya existe en la sociedad. El machismo de la mayoría de los juegos no sale de la nada: ya está ahí, reproduce y legitima un discurso previo
. Pese a ello, considera que los videojuegos son una potente herramienta y tenemos que reapropiárnosla. El juego te puede servir para empatizar y representar mujeres fuertes, con pensamientos complejos
.
En el mismo sentido, Ana Paniagua subraya que hay videojuegos que hablan de mujeres empoderadas, fuertes, que están haciendo un cambio. Cada vez hay más creadoras y diseñadoras y eso nos ayuda
.
Algunos ejemplos interesantes de juegos con una perspectiva feminista, apunta Cabañes, son The perfect woman (de Lea Schönfelder), que ilustra las expectativas desmesuradas que deben cumplir las mujeres socialmente, y Sola (de Agustina Isidori), el cual trata de reproducir la sensación de miedo que genera a una mujer caminar por una calle solitaria y oscura.
Un ejemplo más es Una reputación impropia (de Josué Monchant), donde a manera de autobiografía, la persona jugadora va reflexionando sobre los privilegios que las hace alcanzar o no ciertos logros en la vida.