El presidente Erdogan reduce la tensión con la UE
Domingo 8 de marzo de 2020, p. 22
Ankara. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ordenó ayer a su guardia costera impedir a los migrantes cruzar el mar Egeo, con lo que se redujeron las tensiones entre Turquía y la Unión Europea por la crisis migratoria desatada tras el anuncio del mandatario de abrir las fronteras del país con Europa.
La autoridad marítima tuiteó que por orden del presidente no se dará ninguna autorización a los migrantes para que crucen el mar Egeo debido al peligro que conlleva
, pero precisó que la decisión de no impedir que los migrantes abandonen Turquía (por tierra) sigue siendo válida
.
En su mensaje aseguró que el jueves rescató a 97 indocumentados y acusó a Grecia de desinflar las tres embarcaciones
en las que viajaban y dejarlas hundirse
. Turquía señala la supuesta brutalidad de los griegos al no dejarlos entrar a su territorio, mientras Grecia señala a los turcos de incitarlos y ayudarlos a pasar.
Unos mil 700 migrantes y solicitantes de asilo han cruzado a Grecia desde hace una semana hasta ayer, de acuerdo con las autoridades griegas. Erdogan indicó el 29 de febrero que dejaría de cumplir el acuerdo firmado en 2016 con la Unión Europea, cuyo principal compromiso es que Turquía contenga en su territorio el flujo de migrantes que huyen de la guerra en Siria a cambio de ayuda económica.
Con esta nueva ola migratoria, el mandatario turco busca el apoyo de occidente contra Siria tras la reciente escalada militar entre Ankara y Damasco en la provincia de Idlib, que ha dejado decenas de muertos. Rusia y Turquía alcanzaron un cese al fuego, que inició el primer minuto del viernes y continuó hasta ayer sin ser violado.
La policía griega impidió ayer con gas lacrimógeno y cañones de agua el paso a los migrantes que trataban de forzar las vallas en el puesto fronterizo turco de Pazarkule (o Kastanies, de lado griego). Los indocumentados lanzaron piedras y gritaban: ¡Abran las puertas!
Durante años, los aldeanos que viven cerca de la frontera greco-turca se acostumbraron a ver a pequeños grupos de personas que ingresaban sin autorización a su país. Los griegos les ofrecían algo de comer y les indicaban el camino a la comisaría o la estación ferroviaria más próxima. El buen trato terminó después de que Erdogan envió miles de migrantes e insistió que Grecia los recibiera como refugiados.
El gobierno de Atenas selló la frontera y envió refuerzos policiales y militares a este punto. Los ciudadanos de la región se sumaron a la fuerza fronteriza, acumularon provisiones y ofrecieron distintos tipo de ayuda, como a ubicar los puntos de cruces ilegales.
Otras aldeas también respondieron al pedido de rastreadores voluntarios. Pequeños grupos de hombres desarmados vigilan los cruces durante la noche.